Por Verónica V. Zentella

¿Cuáles son tus posesiones más preciadas? Es decir, si hoy tuvieras que escoger lo que consideras más valioso a fin de preservarlo, ¿qué sería? Piénsalo por un momento.

Si en tu respuesta figuran tus alhajas de oro, por favor, reflexiona si este metal podría asegurar tu existencia en el caso de un desabasto alimentario o un escenario en el cual el dinero ya no pueda garantizar nuestro bienestar.  

Tal vez la pandemia, que está poniendo en su sitio el valor real de las cosas, te ha hecho pensar en otras opciones. Muchos países también han reflexionando sobre qué merecería la pena preservar;  la respuesta es clarísima: semillas.

Las semillas son el origen de la vida

De hecho, si quisiéramos poblar otro planeta, tendríamos que llevar a éste lo más valioso para nuestra vida; en este caso, el gran proyecto sería llevar semillas para su cultivo.

Además, éstas son, en sí mismas, alimentos. Tal es el caso de las semillas de girasol, la chía, la linaza, así como de los granos –semillas- del  trigo, arroz y maíz, y  de los frutos secos como las nueces, almendras, avellanas, pistaches. De igual forma, los frijoles, las lentejas, los garbanzos, las habas son semillas de plantas leguminosas.

Las semillas son fundamentales tanto para nosotros como para toda la vida del planeta puesto que son el germen de una nueva planta. Para los pueblos originarios una semilla representa un cúmulo de saberes ancestrales

Los bancos de semillas

Dado su poder y absoluta importancia, en el mundo se han creado distintos bancos de semillas en los que se guardan diversas especies que garantizarán su cultivo y preservación, ejemplos de esto son: Depósito Global de Semillas de Svalbard, Noruega; Banco de Semillas del Milenio en el Reino Unido; Banco de Plantas Australiano; Banco de Semillas Camino Verde en Estados Unidos; Centro Mundial de Vegetales en Taiwán; Seed Savers Exchange en Iowa, Estados Unidos;  Granja de Conservación de la Biodiversidad en Navdanya, India; Biblioteca Pública de Semillas del Condado de Pima, Arizona, Estados Unidos.

Como puede suponerse, un banco de semillas es un lugar en el que se habilitan las condiciones adecuadas para conservar ejemplares de semillas de distintas especies vegetales. La mayoría de las plantas produce semillas que pueden mantener su viabilidad después de ser secadas y congeladas. Las simientes de los ejemplares se conservan en condiciones de humedad estable, baja temperatura constante, poca luz y en frascos etiquetados que dan cuenta de la variedad, el lugar donde fueron recolectadas y sus características. El objetivo de los bancos de semillas es recolectar, limpiar, clasificar y almacenar  las semillas para preservar la biodiversidad y poder contar en un futuro con el mayor número posible de plantas. Lo cual se ha hecho esencial debido a que las especies botánicas están amenazadas. En México hay 981 especies en alguna categoría de riesgo, como: planta en peligro de extinción, amenazada, o bajo protección especial.

El valor de las semillas

Quizá desconocías por completo la importancia de las semillas y hasta este momento las desechabas por “inútiles”. Nada más lejos de la verdad, las semillas son poderosas en tanto que son “vida latente” y  fuentes de alimento en potencia,  por lo tanto, son esenciales para la supervivencia de la humanidad. Son el insumo básico y más importante para todos los cultivos, cualquier proyecto alimentario parte de éstas. Además, la germinación de cualquier semilla guarda una enorme enseñanza: ver cómo crece una semilla y entender los tiempos que toma este proceso nos conecta con la naturaleza.

Por esto, te invito a que después de comer una fruta, guardes las semillas para que, con el tiempo, puedas germinarlas y llenarte de la fuente de la vida y la buena alimentación.

Guía para conservar semillas

  1. Selecciona las mejoras semillas. Guarda las semillas de los mejores frutos (el fruto del que extraigas las semillas debe estar maduro), así también busca que tus semillas sean de tamaño promedio, que estén completas y en buen estado.
  2. Limpia las semillas. Para poder guardar las semillas debes lavarlas con agua o limpiarlas cuidadosamente con un trapo húmedo y limpio.
  3. Seca las semillas.  Las semillas deben estar completamente secas para una correcta conservación; éstas no deben contener humedad dado que podrían germinar, pudrirse o propiciar hongos. Puedes ponerlas unos días sobre servilletas en un lugar ventilado para que la humedad se evapore. Si quieres usar la luz del sol, no expongas las semillas de manera directa ya que las altas temperaturas podrían estropearlas.
  4. Almacena tus semillas en frascos de vidrio, los cuales deben estar completamente secos y limpios. Es importante cerrarlos bien para que no entre humedad.
  5. Conserva tus frascos en un ambiente fresco; o sea, una temperatura que oscile entre los 2 °C y los 16 °C.
  6. Mantén tus frascos en un lugar oscuro o con poca luz. Las semillas deben conservarse en sitios alejados de la luz.
  7. Etiqueta tus frascos. Es muy importante poner etiquetas en los frascos que refieran toda la información de nuestras semillas como el nombre común, el nombre científico y la fecha de recolección.

¿Te animas a crear tu propio banco de semillas?

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Verónica V. Zentella es Doctora en Pedagogía por la UNAM. Autora y co-autora de libros y artículos varios, se desempeña como docente universitaria e imparte cursos, talleres y diplomados a maestros de enseñanza básica y superior en la República Mexicana.

Twitter: @verozentella

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