Por Javier Medina

En el Sur de Jalisco, el Patronato del Nevado de Colima y Cuencas Adyacentes ha trabajado en la protección y conservación de este Parque Nacional. Tal como su nombre lo indica, este proyecto centra sus trabajos en el Volcán de Colima, pero busca incidir en otros espacios aledaños al Parque, tal como fue el caso de lo ocurrido en la cuenca de la Laguna de Zapotlán.                               

Durante los meses de julio y agosto, se logró conjuntar un trabajo entre el gobierno de Jalisco, sociedad civil y productores agrícolas con el cual se realizaron importantes reforestaciones en este espacio del Sur de Jalisco. En una extensión aproximada de 33 hectáreas se distribuyeron 10 mil árboles de pino principalmente de las especies douglasiana y devoniana. Los árboles fueron distribuidos principalmente en terrenos agrícolas y forestales de los municipios de Gómez Farías, San Gabriel y Zapotlán el Grande. En voz del biólogo José Villa Castillo, director ejecutivo del Parque Nacional Nevado de Colima, señala en cuanto a los beneficios ambientales y sociales de este proyecto que “se plantea una alianza con los productores de formar corredores biológicos; islas de bosque para hacer más armónica la producción agrícola”.

Parte esencial de este proyecto estriba en la posibilidad de disminuir los impactos que generan ciertas actividades agropecuarias, restaurar predios que tienen algún tipo de afectación, generar servicios ambientales e involucrar de manera activa a la población en el aporte de soluciones. Está en planes que este proyecto pueda replicarse para el siguiente año, por lo que se tiene proyectado que desde noviembre de 2020 se comiencen a germinar árboles para que puedan ser trasladados a terrenos en verano de 2021. 

El proyecto ha tenido resultados positivos en esta primera etapa y, sin duda, serán importantes las actividades de seguimiento en búsqueda de que esos buenos resultados puedan mantenerse. Definitivamente es una buena noticia, aunque es importante no perder de vista que existen problemáticas ambientales que se han vuelto parte del día a día en prácticamente cualquier lugar; en este caso, específicamente en el Sur de Jalisco.

Parte de esas problemáticas se encuentran en el avance de la frontera agropecuaria hacia terrenos forestales; además, en muchas ocasiones, se hace de manera ilegal ante el marco existente de desprotección ambiental. Lo anterior trae como consecuencia pérdida de biodiversidad y condiciones de sobreexplotación en acuíferos. En este sentido, las agendas por la protección del ambiente deben posicionarse con estrategias de largo aliento. Hacer que este tipo de proyectos se vuelvan habituales e impliquen una importante herramienta de protección a los ecosistemas.

Zapotlán, su cuenca y su valle son un espacio en el que la naturaleza y las actividades productivas confluyen de manera armónica. Han hecho posible el desarrollo local y regional. Mantener ese equilibrio y armonizar los procesos de producción es vital para el sostenimiento económico, social y ambiental en el Sur de Jalisco. La lucha por la protección de nuestro patrimonio natural debe motivarnos, debe movernos; con base en ello, podemos construir escenarios donde existan alternativas que apunten hacia un desarrollo sostenible.

“Pareciera complicado avanzar, pero lo logramos, es un buen aliciente […] hay muy buena expectativa para la cuenca de la Laguna de Zapotlán”, sentencia el biólogo José, con la voz de satisfacción que da una labor realizada de manera exitosa.   

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Javier Medina es abogado por la Universidad de Guadalajara con enfoque en políticas públicas y medio ambiente. Militante de Futuro.

Twitter: @javier_medinaP

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