Por Luis Fernández Carril

El pasado 22 de agosto ocurrió el Día del Sobregiro de la Tierra. Esto quiere decir el día en que la humanidad sobrepasa la capacidad del planeta para regenerar todos los recursos naturales que utilizamos  para su procesamiento industrial. A partir de esta fecha, el presupuesto ecológico de la Tierra queda en números rojos. La idea detrás del presupuesto ecológico es el cálculo de la cantidad de recursos naturales que provee el planeta y dividirlos en días del año. Un consumo responsable implicaría llegar al 31 de diciembre sin acabarse el presupuesto. Por supuesto que lo deseable sería nunca sobrepasar el presupuesto ecológico; nunca llegar a los números rojos. 

No obstante, año tras año esta fecha se ha ido recorriendo. De acuerdo con Global Carbon Footprint Network, hasta 1971, la humanidad no agotaba el presupuesto ecológico. Pero a partir de esa fecha en adelante, cada año se ha ido acelerando el proceso de agotamiento del presupuesto.  Para 1974, se agotaba el presupuesto el 1 de diciembre. Para 1998 llegamos al 1 de octubre y así nos vamos acelerando el agotamiento hasta que, en 2017, la fecha se recorrió al 2 de agosto, en 2018 al 1 de agosto y en 2019 al 29 de julio.

Este año agotamos el presupuesto ecológico el 22 de agosto, lo que implica más de tres semanas más tarde que el año pasado. Se disminuyó la voracidad por recursos por primera vez desde que se sobregiró el presupuesto. ¿Buenas noticias? No realmente.

Parecería ser algo bueno escuchar el retraso del sobregiro; sin embargo, la noticia deja de lucir tan agradable cuando observamos que la única razón por la cuál se atrasó el agotamiento del presupuesto es porque estamos encerrados en cuarentena en todo el mundo. No nos acabamos los recursos porque nos vimos obligados a quedarnos en casa. 

Seguramente habrán escuchado por ahí en estos días de cuarentena que al estar encerrados le “estamos dando un respiro a la Tierra”.  Y entonces pensar que este retraso de 3 semanas es algo bueno. No es bueno, no dejamos de acabar con los recursos del planeta. Estar en déficit del presupuesto no es más que una abstracción; una forma de comprender la forma en que se está depredando los recursos naturales. No hay “utilización de recursos del año siguiente”. Lo que hay es un saqueo totalizante e inacabable. Así que, si el presupuesto se acaba el 29 de julio o el 22 de agosto no es bueno, es alarmante. Lo único aceptable es no acabar con los recursos naturales del planeta. 

El ser humano es excelente para hablar, para dar grandes discursos sobre la sostenibilidad. Somos grandiosos para crear programas, proyectos, objetivos y conceptos. Así ocurre con el termino desarrollo sostenible. En 1987, en el Reporte Nuestro Futuro Común de las Naciones Unidas, se define desarrollo sostenible como “la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.

Sin embargo, detrás de la gran retórica sustentable, para los grandes discursos y las grandes promesas de sostenibilidad, más de 30 años de declaraciones, días de la Tierra, conferencias, objetivos del milenio, y un largo etcétera,  el presupuesto ecológico de la Tierra se acelera año tras año y lo único hasta ahora que lo ha logrado frenar es una pandemia. Esto básicamente quiere decir que el desarrollo sostenible no existe más que como una idea. Clara y contundentemente estamos comprometiendo la capacidad de generaciones futuras e incluso de estas de satisfacer sus necesidades y disfrutar de los recursos que provee la Tierra. Como bien se dice: los hechos hablan más claro que las palabras.

Deficit ecológico mundial. Fuente: Global Footprint Network

Ahora, tras este importante desengaño detrás de los grandes discursos verdes y la sostenibilidad, ahora probablemente pensemos: “¡El ser humano es terrible! ¡El ser humano es un virus!” –como ahora muchos dicen cuando vemos imágenes de la naturaleza durante este “respiro” que le damos con la cuarentena. Y mientras culpamos a la humanidad y nos rasgamos las vestiduras por ser “un animal insaciable y destructor”, algunos países y muchas compañías se mueren de la risa

Al ritmo que vamos, Global Carbon Footprint Network nos dice que necesitamos alrededor de 1.7 Tierras para satisfacer nuestras necesidades. Sin embargo, tenemos que analizar con cuidado esta generalización. Si empezamos a desglosar y desmontar la fecha del sobregiro y lo vemos en función de los países, comenzamos a ver unas cuestiones curiosas. Si todos en el planeta actuaran como ciertos países, entonces las fechas cambiarían y vemos algunos datos interesantes. La fecha del sobregiro de Luxemburgo para 2020 es febrero 16; EE.UU el 14 de marzo; Canadá el 18 de marzo; Australia el 30 de marzo; Noruega el 18 de abril; Suiza el 8 de mayo; Japón el 12 de mayo y así todos los países industrializados se acabarían el presupuesto ecológico de la Tierra antes de la mitad del año.

Por el otro lado, otros países tienen datos distintos: como México, tiene su fecha de sobregiro el 17 de agosto; Panamá el 21 de septiembre; Uruguay el 6 de noviembre; Iraq el 7 de diciembre y por último Indonesia el 18 de diciembre. Ninguno llega a lo deseable de al menos no terminar con el presupuesto, pero hay una gran diferencia entre terminar el presupuesto en octubre que en marzo, como EE.UU y Canadá.

Sobregiro de la Tierra por país. Fuente: Global Footprint Network

Si profundizamos el análisis, hay algo más detrás de las fechas de sobregiro de los países. Si analizamos factores socioeconómicos entonces la afirmación de que “la humanidad” está acabando con los recursos se vuelve altamente risible cuando aprendemos dos datos fundamentales.

Por un lado, de acuerdo con un reporte de Global Issues, para 2014 el 20 por ciento más rico del mundo consumía el 86% de todos los bienes y servicios del mundo, mientras que el 20% más pobre consume tan sólo el 1.3%. Desglosando esto aún más, el 10% más pobre representó sólo el 0.5% y el 10% más rico el 59% de todo el consumo mundial. Por otro lado, de acuerdo con Oxfam, la mitad más pobre de la población mundial es responsable de sólo alrededor del 10% de las emisiones mundiales; sin embargo, vive de manera abrumadora en los países más vulnerables al cambio climático, mientras que el 10% más rico de la población mundial es responsable de alrededor del 50% de las emisiones mundiales.

Al conocer estos datos, vemos que emerge una historia distinta donde no es “la humanidad” la causante de la crisis. Si la humanidad requiere 1.7 planetas para satisfacer sus necesidades, es sólo porque disminuye la cifra al promediar el consumo de las naciones desarrolladas con aquellas “en vías de desarrollo”

Así, podemos ver con claridad cuál es el problema. No es la humanidad; son naciones muy particulares y en otro nivel de análisis, es el hiperconsumismo en todos los países de las clases altas el que acaba rápidamente con el planeta. Que estos datos rompan un poco con nuestra misantropía y nos hagan reflexionar sobre las verdaderas causas de la grave crisis ambiental global.

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Dr. Luis R. Fernández Carril es investigador de ética ambiental y política climática internacional y profesor de planta en el Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla. Actualmente es miembro y Autor líder del Grupo de Trabajo II del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas para el 6to Reporte de Evaluación. Se desempeñó como asesor legislativo y posteriormente como Secretario técnico de la Comisión Especial de Cambio Climático del Senado de la República, LXIII Legislatura de 2015-2018. Sus principales líneas de investigación son la Gobernanza ambiental internacional, las negociaciones climáticas internacionales, adaptación y resiliencia y  ética del cambio climático. Ha publicado artículos e impartido conferencias a nivel nacional e internacional en lugares como la Universidad de Oxford, la UNESCO en París, la Universidad de Yale y la Glasgow Caledonian University en Escocia.

Twitter: @fernandezluis83

 

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