Por Paulina Madrigal

¿Debemos ser más sustentables para las próximas generaciones? Una gran motivación para llevar una vida con menor impacto ambiental son mis hijos pero, en mi caso, no es la principal. Hace años, tuve la disyuntiva de si quería ser madre o no,  ¿sería una buena idea “traer más personas a este mundo”?  El problema no es traer más gente al planeta, sino que las personas que ya están aquí crean un mundo al que no les gustaría llegar. Necesitamos mejores personas para hacer un mundo digno, pero ¿cómo formarlas si ni siquiera yo sé lo que implica disminuir mi impacto ambiental?

Entonces, me doy cuenta de que en realidad busco un mundo limpio para mí, en primera instancia; para las próximas generaciones, en segunda.  Es aceptable, desde mi punto de vista, desear alcanzar los frutos de una transformación.

Puede parecer egoísta “la prisa” que tengo por acelerar cambios para que yo pueda gozar el mundo en el que quiero vivir, pero ese proceso de aprendizaje deja conocimiento y  acciones concretas. Efectivamente, la educación pasa por el ejemplo y, si toca deconstruir primero, entonces más vale empezar de una vez.

Hace cinco años pensaba que sería cuestión de sustituir todos mis productos por una versión ecológica, aunque eso costara un poco más. Y entonces descubrí un mundo de conceptos, problemáticas, propuestas y dinámicas que jamás imaginé.

Me pareció lógico comenzar por la higiene personal. Esto no es exclusivo de la maternidad, pero da la pauta para explorar la eficacia de los productos “amigables con el medio ambiente”. Así, encontré las toallas sanitarias de tela, la copa menstrual, sustitutos de la pasta dental clásica, shampoos sólidos, cepillo de dientes de madera, hilo dental biodegradable, crema corporal en envase rellenable, cosmética rellenable, desmaquillante sólido, y un gran etcétera.

Supuestamente, los siguientes pasos eran productos de limpieza biodegradables y rellenables, ropa de fibras naturales y todos los alimentos a granel. Con esto sería suficiente para mi huella ecológica, pensé.

Apenas había comenzado con los productos básicos de higiene personal ecológicos y ya no me gustaban. Algunos no funcionaban bien como el primer champú sólido que compré, o el maquillaje. Además, no podía encontrar todo en el mismo lugar y tocaba acudir a varios puntos de la ciudad para completar todas mis compras.

Hasta aquí no he hablado de maternidad todavía, pero al mismo tiempo sí. Es decir, en retrospectiva veo que gran parte de mis comportamientos como madre se determinan antes de ser mamá, por lo que encuentro sumamente importante hablar de estilo de vida en general,  ya que es el que aprenderán los hijos en caso de que lleguen, claro está.

Cuando he hablado de maternidad sustentable vienen al caso los pañales de tela, las toallitas lavables, la ropa y juguetes de segunda mano, la preparación casera de alimentos, el huerto, el reciclaje, la disminución del consumo, la economía compartida, etc.

Entonces lo que representa para las mujeres que son madres, o desean serlo, es una carga mental y de trabajo cotidiano adicional descomunal debido a que en nuestros tiempos el hogar y los cuidados siguen siendo asignados tácitamente a las mujeres. Por lo que esta misión de cambio en el consumidor cae en las encargadas de las compras del hogar.

Escucho y leo las observaciones de las que así lo han intentado, hay complicaciones desde la organización y la logística hasta llegar a conflictos de pareja por la poca cooperación o tolerancia de su acompañante. Esto no es para nada fuera de lo común ya que si tu conciencia ambiental se ha despertado, seguramente esperas que los que te rodean tengan la misma revelación.

Desde mi trinchera hablo de maternidades y paternidades como una invitación a compartir la misión de cambiar el consumo en el hogar. Sin embargo, el público paternal no suele sentirse aludido.

En efecto, los objetivos sustentables suelen ser más respondidos entre mujeres que entre hombres. Esto es algo que he aprendido sobre la marcha, pero otros se han referido a este fenómeno con términos como “brecha de género ambiental”, “ecosexismo”, entre otros,  ya que incluso los hombres que desean tener un consumo más responsable pueden ser frenados por estereotipos machistas. 

Más allá de la carga que representa cualquier cambio, la dificultad persiste en la inequidad. No son los 30 minutos de lavar pañales, es todo: las compras, la comida, los cuidados, el aseo, etc. Sea ecológico o no, la realidad es que la mujer porta en sus hombros estas responsabilidades, y en muchas ocasiones se añaden las económicas.

A pesar de la carga adicional, las mujeres son las más interesadas en implementar prácticas sustentables. Resulta que ellas lideran los movimientos “cero basura” y otros relacionados con el medio ambiente.  Si bien dejaré para la próxima entrega el concepto de “ecofeminismo”, desde ahora podemos observar nuestras motivaciones para cambiar de hábitos de consumo y en quién recae el trabajo necesario en casa.

Más allá de cuestionarnos si podemos tener maternidades y paternidades sustentables, preguntémonos si podemos ser personas responsables de nuestro impacto ambiental en un entorno de equidad. 

Toca hacerse preguntas ahora para poder ver los frutos de la transformación nosotros mismos y, ya después, no tendremos que preocuparnos por las próximas generaciones, pues no estaremos heredando problemas todavía más complejos a los que enfrentamos hoy en día. Concentrarnos en resolver las situaciones que nos aquejan ahora como sociedad es un acto de amor hacia nuestra generación y las que vienen.

Por añadidura, asumo que estaremos dejando mejores personas a este planeta quienes serán a su vez beneficiados de su propia responsabilidad, tal como idealmente habrá sucedido con sus padres.

maternidades sustentables
Foto: Pixabay

La maternidad y la paternidad sustentables van más allá de las imágenes con alacenas perfectas zero waste en materiales biodegradables, es estar dispuestos a cambiar paradigmas y deconstruir lo necesario para respetar el hogar de todos los seres vivos, seguramente necesitaremos redefinir nuestros valores para incluir al resto de la naturaleza sin olvidarnos de que es un periodo de por sí complicado, con cansancio y con satisfacciones. 

No apuesto por ser perfecta, apuesto a la reflexión, a la acción y a probar. Espero alinear mis valores con mis acciones y que en ese camino mis hijos encuentren también las herramientas y el criterio necesarios para facilitar la transición hacia una sociedad más justa y sostenible.

¿Qué piensas?

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Paulina Madrigal  

Instagram: @pauzerowaste

Podcast: @ideasagranel

Consultora en Economía Circular: @procedes.mx  www.procedes.mx

Fuentes

Hunt, E. (06 de 02 de 2020). Eco Gender Gap Why Saving Planet Seen Womens Work. Obtenido de https://www.theguardian.com/environment/2020/feb/06/eco-gender-gap-why-saving-planet-seen-womens-work

Mintel. (s.f.). The Eco Gender Gap 71 of Women Try to Live More Ethically Compared to 59 of Men. Obtenido de https://www.mintel.com/press-centre/social-and-lifestyle/the-eco-gender-gap-71-of-women-try-to-live-more-ethically-compared-to-59-of-men

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