Por Mariana Castro Azpíroz
En diciembre de 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador llevó a cabo un ritual indígena para pedir permiso a la Madre Tierra para la construcción de uno de sus megaproyectos: el Tren Maya. Tras evaluar el impacto ecológico de esta obra, se pone en duda que la Madre Tierra estaría de acuerdo con llevarlo a cabo. Parte del problema es el cumplimiento de la legislación, ya que varios instrumentos jurídicos no toman en cuenta muchos factores sumamente importantes al momento de aprobar esta clase de proyectos. La generación de omisiones, la ausencia de mecanismos de evaluación y seguimiento y la falta de visión ante las implicaciones a largo plazo generan riesgos graves para el manejo racional y sustentable de los recursos.
Un tour por la zona
Un colorido panorama, lleno de riqueza, aparece ante nuestros ojos al pensar en la ruta propuesta para el Tren Maya. Si pasamos por Chiapas y Tabasco podemos observar selvas altas, pantanos y sabanas. Avanzando por la península de Yucatán, quedamos inmersos en manglares y humedales, recorremos los macizos de selva más grandes y en mejor estado de conservación de México y Mesoamérica. La biodiversidad en esta zona es impresionante, al punto de tener reconocimientos a nivel nacional e internacional. ¿Puedes imaginar 2,329 especies diferentes de flores? Todas ellas se encuentran en esta zona y el 8.6% de ellas son endémicas. Además, aquí habita gran cantidad de animales, de los cuales una proporción importante se encuentra amenazada. Hay al menos 403 especies de aves (98% amenazadas), más de 100 especies de mamíferos (36.7%), 73 de reptiles (33.3%) y 21 de anfibios (100%). Incluso existe una zona estratégica de conservación de 9 especies de murciélagos. Muchas de estas especies llevan a cabo funciones cruciales como la polinización o el control de plagas. La vegetación genera oxígeno, almacena dióxido de carbono y regula el clima, fomentando la lluvia y la captación de agua. Los árboles pueden disminuir la temperatura local hasta en 10°C. Como podemos ver, no sólo se trata de la conservación de la biodiversidad; los ecosistemas prestan una serie de servicios ambientales sumamente importantes.
Los sistemas productivos mayas se rigen por una vida mucho más sustentable que la de la cultura occidental. Ellos manejan y conservan la biodiversidad a la vez que aprovechan los recursos de los que los provee la región: madera, fibras, colorantes, plantas medicinales y fuentes de alimento. Por las actividades de manejo de milpa y bosque que llevan a cabo las comunidades mayas, se reconoce a esta zona como una unidad biocultural. Su cosmovisión implica un gran respeto, cuidado y conservación de la naturaleza.
Problemáticas ambientales existentes
En la región ya se presenta de por sí una alta tasa de deforestación. Los cambios de uso de suelo generan una reacción en cadena con afectaciones que ni siquiera nos imaginamos. Se modifican ciclos como el del agua y el carbono, lo cual repercute en el clima. Desafortunadamente, la vegetación predominante de la zona se clasifica como “secundaria”. Esto hace que a pesar de su gran importancia, se le subestime en los estudios técnicos de las Manifestaciones de Impacto Ambiental. En cuanto a la fauna, tan sólo en el tramo Tulum-Cancún del Tren Maya se registran 37 especies amenazadas, 16 en peligro de extinción y 61 con protección especial.
La península de Yucatán es una región vulnerable, puesto que es propensa a inundaciones y erosión. Debido al cambio climático, se prevee un aumento de la temperatura media anual en el estado de Yucatán de 0.5-0.8°C entre el presente y 2039. A esto se le suma una disminución en lluvias que haría que la zona se tornara más seca y un aumento en intensidad y número de huracanes y tormentas. Además, actualmente ya se presenta un problema de calidad y abastecimiento de agua en el anillo de cenotes denominado Reserva Geohidrogeológica.
Turismo ¿sostenible?
Hasta 2019, los expertos coincidían en que el principal beneficio ambiental del tren era el ahorro energético, ya que en un principio se había prometido que el tren sería eléctrico. La propuesta era reducir el uso de hidrocarburos y emisiones contaminantes. Pero para empezar, hay que tomar en cuenta los recursos energéticos y la contaminación que derivan de la construcción misma del proyecto. Además, las estimaciones en reducciones de costos y energías consideran un uso a capacidad total del tren, que no es lo usual. De todas maneras, recientemente se determinó que el combustible a utilizar será diésel. Esto tendrá fuertes impactos en los alrededores.
El tramo Escárcega-Felipe Carrillo Puerto presenta el 76% de vegetación natural en un área de 5 km alrededor de la vía férrea proyectada. El tren incrementará la fragmentación del hábitat y podría empeorar el deterioro de humedales y selvas, la pérdida de biodiversidad y la presión sobre el recurso hídrico. También se podría fomentar la introducción de especies exóticas, caza y extracciones ilegales, el cambio de uso de suelo para actividades agropecuarias y asentamientos humanos, además de generar contaminación de ruido. Un tren promedio emite 85 decibeles, pero sus silbatos pueden llegar hasta los 100. Todo esto disminuye la calidad del hábitat. Además, se genera un efecto de barrera, que reduce la movilidad de la fauna silvestre y aumenta su mortalidad por atropello. Finalmente, este tipo de proyectos suele construirse en paralelo a otras infraestructuras como carreteras, y también propicia que aumente la población y el tráfico en la zona, aumentando el tamaño de la barrera. Los efectos sinérgicos y acumulados suelen no ser previstos en las evaluaciones ambientales.
La ruta del Tren Maya recorre: 49 zonas arqueológicas bajo resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 35 áreas naturales protegidas (ANP), 24 humedales reconocidos como sitios Ramsar y 24 áreas destinadas voluntariamente a la conservación. Como ejemplo podemos tomar el ANP de Calakmul, en Campeche, que es reconocida como Patrimonio Mixto de la Humanidad y que alberga al 80% de las especies vegetales de toda la península y a la población de jaguares más grande. En un estudio realizado por Benítez (Universidad Autónoma de Campeche) en 2019 se evaluaron los impactos del Tren Maya, dividiendo la ruta en 15 tramos y considerando su intensidad, extensión y sinergia con otras infraestructuras. Se determinó que para tres de los tramos no existe vía férrea, de los cuales dos atraviesan corredores biológicos y el otro, un ANP; seis requieren una modificación alta del paisaje y/o atraviesan áreas críticas; tres coinciden con otra estructura lineal (como carreteras) y cuatro coinciden con dos o más. Por lo anterior, siete tramos requerirían de medidas de mitigación complejas si se desea retomar las condiciones previas al proyecto para eliminar parcial o totalmente las afectaciones, de los cuales cinco serían recuperables solamente a largo plazo y dos tendrían una recuperación incierta.
Nuestra cultura occidental incluye prácticas que atentan contra la conservación ecológica, en pro de un llamado “desarrollo”. Sin embargo, culturas como la maya tienen un manejo adecuado de los recursos porque tienen dentro de su cosmovisión un equilibrio sagrado y un respeto por la naturaleza. Los mayas comprenden que todos los seres que habitan el mundo están interrelacionados y que el humano debe vivir en armonía con su entorno. Valoran y aprecian la vida, como lo denota la frase en lengua maya quiché, “tiqapoqonaj ronojel ruwach k´aslemà”: el valor de proteger todo porque tiene vida. Nuestro país tiene una riqueza natural y cultural enorme y es nuestro deber protegerla. Tal vez deberíamos prestar más atención a lo que las culturas autóctonas tienen para enseñarnos.
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Mariana Castro Azpíroz estudió biología molecular en la UAM Cuajimalpa.
Referencias
- Perspectiva de los territorios del norte de la península de Yucatán de cara al Tren Maya: una visión integral de sus condiciones socioeconómicas, socioambientales y socioculturales al 2019. (Espadas Manrique, C. et al, 2020).
- Territorios mayas en el paso del tren: situación actual y riesgos previsibles (Barba Macías, E. et al, 2019).
- Nota técnica: proyecto del Tren Maya (Martínez Palacios, A. T., 2019).
- Evaluación Ambiental Estratégica (preliminar) del Proyecto Tren Maya (Benítez, J. A., 2019).
- Visión ética de la naturaleza en la cultura maya (Campos, J., 2008).