Por Beatriz Acevedo
Las dimensiones de la crisis climática y lo que preocupa a la comunidad científica
“El cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando”, así inicia el comunicado de prensa que desde Ginebra emitió el IPCC ayer, lunes 9 de agosto, volviéndose nota en varios medios de comunicación.
Los científicos están observando cambios en el clima de la Tierra en todas las regiones y en el sistema climático en su conjunto. Muchos de los cambios observados en el clima tienen precedentes no en miles, sino en cientos de miles de años. Algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios.
De nuevo se afirma que la reducción constante de las emisiones CO2 y de otros GEI limitaría el cambio climático, indicando que, en unos 20 o 30 años, podrían estabilizarse las temperaturas mundiales.
Calentamiento acelerado
Globalmente el disminuir de forma inmediata la emisión de los GEI, limitar el calentamiento de 1.5 ºC o incluso a 2 ºC resulta un objetivo inalcanzable. Las actividades humanas son responsables de un calentamiento aproximado de 1.1 °C desde 1850-1900, y se prevé que la temperatura mundial promediada durante los próximos 20 años alcanzará o superará un calentamiento de 1.5 ºC.
La sumatoria de datos climáticos de una mayor cantidad de investigaciones aclara mucho más la visión del clima pasado, presente y futuro, algo fundamental “para entender hacia dónde nos dirigimos, qué se puede hacer y cómo podemos prepararnos”; sin embargo, tal afirmación resulta un planteamiento repetitivo, que obviamente ha sido ignorado por los gigantes emisores de GEI.
Todas las regiones se enfrentan a cambios crecientes
Lo que se experimenta en cada región y cada habitante es distinto al promedio mundial del calentamiento global. En el Ártico, el calentamiento es más del doble. Las proyecciones del informe indican que en las próximas décadas los cambios climáticos aumentarán en todas las regiones. Con un calentamiento global de 1.5 °C se producirá un aumento de las olas de calor, se alargarán las estaciones cálidas y se acortarán las estaciones frías; mientras que con un calentamiento global de 2 °C los episodios de calor extremo alcanzarían con mayor frecuencia umbrales de tolerancia críticos para la agricultura y la salud.
Estos cambios también se experimentan obviamente en la humedad y la sequedad, los vientos, la nieve y el hielo, las zonas costeras y los océanos, como mayor intensidad de las precipitaciones y las inundaciones asociadas, así como unas sequías más intensas en muchas regiones.
Se esperan cambios en las precipitaciones monzónicas, que variarán según la región. Las zonas costeras experimentarán un aumento continuo del nivel del mar a lo largo del siglo XXI, lo que contribuirá a la erosión costera y a que las inundaciones costeras sean más frecuentes y graves en las zonas bajas.
Los fenómenos relacionados con el nivel del mar extremo que antiguamente se producían una vez cada 100 años podrían registrarse con una frecuencia anual a finales de este siglo. Se amplificará el deshielo del permafrost, así como la pérdida de la capa de nieve estacional, el derretimiento de los glaciares y los mantos de hielo, y la pérdida del hielo marino del Ártico en verano.
La acidificación del océano, el aumento de la frecuencia de las olas de calor marinas, y la reducción de los niveles de oxígeno, están claramente relacionados con la influencia humana. Estos cambios afectan tanto a los ecosistemas de los océanos como a las personas que dependen de ellos, y continuarán produciéndose al menos durante el resto del siglo.
La influencia humana en el clima pasado y futuro
En el informe también se pone de manifiesto que las acciones humanas todavía pueden determinar el curso futuro del clima y bajo este tópico el informe reitera la influencia del CO2 generado por las actividades humanas en el clima terrestre general.
Una revisión general del contenido del informe nos lleva de la mano a aceptar que vivimos inmersos en una realidad crítica, previamente muy alertada y muy poco atendida, que no tiene precedentes y que nos coloca en alerta roja, al punto de que nos hemos reinventado términos socioambientales para dar un nombre a los nuevos fenómenos que nos afectan, tal como lo revisaremos a continuación.
Neologismos socioambientales
La crisis climática ha aportado nuevos términos para poder definir fenómenos y consecuencias sobre la conducta humana.
Solastalgia: angustia provocada por la degradación del planeta, acompañada de una terrible impotencia por no poder hacer nada ante la omisión y criminalidad hacia la naturaleza.
Remolinos de fuego, que se desencadenan cuando los incendios son muy intensos, si las diferencias de temperatura y los vientos inestables crean un remolino capaz de aspirar las llamas, como los casos de California y Australia.
Las tormentas de fuego van acompañadas de relámpagos y truenos, pero sin lluvia. Aunque difíciles de predecir, sus principios básicos son siempre los mismos: los grandes incendios provocan un calor extremo y mucho humo que, al elevarse hacia el cielo, interactúa con la humedad del aire para formar una nube.
Pirocumulonimbus es la nube que se forma después de haberse soltado una tormenta de fuego, como en la terrible tragedia de Australia en 2019 y 2020.
Isla de calor urbana es lo que se vive en las ciudades y que acompaña a la ola de calor cuando la falta de vegetación y reemplazo de las coberturas naturales por superficies artificiales y la contaminación disparan el termómetro en comparación con las zonas rurales.
Termómetro húmedo (TW): medida que tiene en cuenta la humedad relativa y sus posibilidades de evaporación. Un cuerpo no puede perder calor si la temperatura exterior TW supera la suya y los científicos deducen que las personas no podemos sobrevivir mucho expuestos a 35 grados TW. En Pakistán y Emiratos Árabes Unidos ya se ha evidenciado este fenómeno.
Las nuevas previsiones de los expertos climáticos de la ONU, el IPCC, que están siendo validadas por 195 países, recalcan la creciente amenaza que representan algunos puntos de ruptura climáticos que podrían conducir hacia un cambio drástico e irreversible.
Los puntos de inflexión
La transformación en sabana o sabanización.
En Groenlandia el efecto albedo, la capacidad de reflejar una parte de la energía solar, disminuye. A falta de tormentas que aporten nieve fresca, Groenlandia se oscurece. Este ligero cambio de color tiene consecuencias: como es menos blanca, refleja menos luz solar, lo cual acelera su calentamiento.
Otras amenazas provienen del permafrost, un suelo continuamente congelado que ocupa una cuarta parte de las tierras del hemisferio norte. Contiene el doble de carbono que la atmósfera, pero se derrite debido al calentamiento global, lo que lo convierte en una bomba de tiempo.
Ante estas catástrofes anunciadas, algunos deciden no actuar porque consideran que es demasiado tarde y de allí el más cruel de los neologísmos, conocido como “doomism” en inglés que significa ruina o destino trágico.
Así surgió el “turismo de última oportunidad” para ver paisajes o animales en peligro de extinción y el interés por el cli-fi, pero la realidad ya nos rebasó tristemente.
Una máscara de falsas soluciones
La posverdad es una estrategia que está siendo utilizada en temas ambientales, difundiendo mensajes salpicados de verdad, pero con elementos que tienden a favorecer a cierta industria por encima de la protección del medio ambiente (Lugo y Garelli, 2021).
En el Acuerdo Global de la Nueva Economía del Plástico, el Senado de la República y la industria del plástico modificaron para hacer su propia versión, la cual no es vinculante, con metas y compromisos nada ambiciosos y que incluye elementos que incluso contradicen a la visión global, dicha versión fue llamada el Acuerdo Nacional para la Nueva Economía del Plástico en México.
El acuerdo fue promovido como un gran logro a favor del medio ambiente y, a pesar de que han surgido voces que denuncian esta posverdad (como la Fundación Ellen MacArthur, líder mundial en el tema, que envió una carta al Senado para rechazar el acuerdo mexicano), el sector empresarial sigue poniéndolo como ejemplo de su supuesto “compromiso” por el planeta.
Leer el comunicado de prensa del IPCC resulta frustrante, por decir lo menos, experimentando de inmediato solastalgia.
Resulta ridículo la firma de compromisos para buscar disminuir la temperatura cuando el modelo económico se sigue sosteniendo sobre la base de los combustibles fósiles, se atropellan los derechos de los pueblos originarios con megaproyectos y no se esclarecen los crímenes de odio de quienes han pagado con su vida o con su libertad la defensa del territorio.
Las aportaciones de este informe que revelan una alerta roja se medirán en cuanto las decisiones a nivel gubernamental se dirijan hacia una economía verde, sostenida sobre la base del respeto al derecho humano fundamental a un medio ambiente sano y limpio.
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Beatriz Acevedo es geógrafa, especialista ambiental, promotora de la cultura ambiental, a través del arte, la cultura y el cine documental.
Twitter: @ConSentidoVerde
Referencias
AFP (2021). Emergencia climática y su impacto en el lenguaje; crece llamado a actuar.
INFOBAE (2021). 14.000 científicos alertaron por el “preocupante” deterioro de los signos vitales de la Tierra y pidieron cambios urgentes en tres frentes.
Lugo, E. & Garelli, O. (2021). La posverdad en los tiempos de la Economía Circular.
IPCC (2021).