Cultura y tradiciones de orgullo
Acercarnos a la diversidad biocultural de México significa analizar la evolución de un territorio rico en contrastes socioambientales, en medio de un proceso de dualidad continua entre ambos patrimonios.
Las raíces de la adaptación del ser humano en cada pueblo originario revelan una relación de respeto hacia la vida misma, que enmarca el desarrollo de una comunidad cuyos rasgos distintivos van desde una gastronomía típica hasta una cantidad innumerable de rituales, ceremonias y fiestas que rinden honor a una historia de sus usos y costumbres, un tatuaje en ADN en cada individuo de los 68 pueblos indígenas mexicanos.
Patrimonio biocultural como tesoro de los pueblos indígenas
En respuesta a la necesidad de identificar y caracterizar la relación humano-naturaleza surgió el término del patrimonio biocultural de una nación. Abarca desde el conocimiento y el uso tradicional de la biodiversidad, hasta los valores espirituales y tradiciones que van pasando de generación en generación, como parte de la educación que se inculcando de padres a hijos.
Siendo México un territorio lleno de paisajes que dan paso a una mega-biodiversidad, es entendible que sea considerado desde sus raíces mesoamericanas,como uno de los de mayor patrimonio biocultural.
México alberga el 10% de la riqueza biológica del planeta y ocupa el quinto lugar en riqueza de lenguas indígenas a nivel mundial (INECOL, 2017). La inclusión de la naturaleza en los modos de vida y cosmovisión indígena son la base del amplio patrimonio biocultural mexicano.
Uno de los 68 pueblos
Describir el patrimonio biocultural de cada pueblo inicia desde la cosmovisión de cada etnia. Por ejemplo, el INECOL analiza con precisión los usos y costumbres de la cultura Totonaca partiendo desde la concepción sagrada que en esta cultura se tiene de las montañas y los cerros, de donde emanan los nuevos hombres o espíritus guardianes de las comunidades, teniendo como escenario la Sierra Norte de Puebla y el Cozoltepetl su cerro sagrado.
Entre sus costumbres desde inicios del mes de mayo, los totonacos suben a la cima del cerro, a más de 2,000 msnm, para pedir que las lluvias sean abundantes y sus cultivos sean fértiles. Además de su valor espiritual, el Cozoltepetl es considerado como el corazón de esta región, ya que es hábitat de diferentes especies de árboles, orquídeas, reptiles, aves, anfibios y mamíferos, todos incorporados de distintas formas a su vida cotidiana.
En peligro de desaparecer
Las presiones socioeconómicas ponen en riesgo el resguardo de todas las costumbres y tradiciones de los pueblos indígenas y sus saberes ancestrales. La puesta en marcha de proyectos de extractivismo desbordado tales como explotaciones mineras, centrales termoeléctricas y proyectos ferroviarios, que sólo fomentan el despojo de territorios indígenas, ponen en riesgo la base misma de sustento socioambiental y espiritualidad de sus pobladores.
La Ciudad de México y el patrimonio de Xochimilco
Ante el deterioro socioambiental de Xochimilco resulta invaluable el trabajo de los chinamperos que, mediante el cultivo de hortalizas orgánicas, han logrado desarrollar un proceso biocultural que pretende rescatar la cultura chinampera bajo prácticas estrictamente agroecológicas.
Este proceso de mejorar la producción va de la mano de la conservación de la biodiversidad, al rescate de la identidad biocultural de Xochimilco, que hoy abarca áreas de difusión de sus conocimientos a través de las escuelas chinamperas y la comercialización de los productos mediante cooperativas.
Una fiesta mexicana para el rescate del patrimonio biocultural
Para rescatar el patrimonio biocultural el primer paso es conocer las culturas y costumbres de los pueblos originarios y qué mejor manera de hacerlo que a través de una fiesta.
El modelo de integración comunitaria aplicado en el Huerto Roma Verde permite dar a conocer diversas visiones, integrándolas todas en un sistema inspirado en la flor de la permacultura, cuya práctica holística entrelaza las necesidades colectivas, teniendo como objetivos principales:
- Identificar los fenómenos biosociales.
- Co-crear estrategias para transitar de la autosuficiencia a la resiliencia.
- Generar proyección hacia las ciudades y comunidades del futuro.
- Contribuir a la comunidad, a la ciudadanía y al bienestar común.
- Fomentar la responsabilidad que como seres humanos tenemos de regenerar y disminuir los impactos negativos que hemos causado a nuestro entorno.
En este proceso de resistencia socioambiental se construye a la par una economía biosocial que tiene por objeto dar la oportunidad a emprendedores, productores y artesanos de difundir y comercializar sus productos abriendo el espacio a la celebración del principal motivo de orgullo de la mexicanidad, su patrimonio biocultural.
Para tales fines este próximo sábado 4 y domingo 5 de septiembre, tendrá lugar en Huerto Roma Verde la Primera Fiesta Mexicana Biocultural, donde entre música típica, conferencias, performance y ceremonias, un grupo de valientes productores y artesanos de la cuenca del Valle de México ofrecerán directamente al público una gama alta de productos artesanales 100% mexicanos, que rescatan el patrimonio biocultural de sus pueblos originarios.
Ilustración: Silvia Cárdenas
Esta fiesta incluye mezcales, bebidas fermentadas y artesanales, variedad gastronómica de alto valor nutricional, basada en ingredientes y recetas de los pueblos originarios y una diversidad de artesanías que con seguridad nos recordarán el valor del patrimonio biocultural a preservar.
Debemos reconocer que la protección de los pueblos indígenas y sus territorios es vital para salvaguardar el patrimonio biocultural; asimismo, que para garantizar la conservación de la riqueza biológica de México necesitamos conocer de cerca a quienes valientemente emprenden una economía que es sustento de cientos de familias y sus tradiciones.
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Beatriz Acevedo es geógrafa, especialista ambiental, promotora de la cultura ambiental, a través del arte, la cultura y el cine documental.
Twitter: @ConSentidoVerde
Imagen principal: El Guardián de las Raíces, cortesía de Silvia Cárdenas.