Por Beatriz Acevedo
La selva de los Chimalapas

La zona de los Chimalapas destaca como una de las regiones de mayor biodiversidad en México. Es un ecosistema de selva ubicado en la Sierra Atravesada o Sierra de Niltepec del Estado de Oaxaca, en la región del Istmo de Tehuantepec. Se define como un lugar privilegiado por su riqueza natural.

Cubre una superficie aproximada de 595,000 hectáreas donde se encuentran especies vegetales de selva alta, media y baja; además, incluye bosques de montaña y de niebla y bosques ricos en maderas preciosas. Asimismo, se reportan en el área 150 especies de mamíferos, 350 especies de aves, poco más de 60 de reptiles, 50 especies de anfibios, 16 especies de libélulas y cerca de 500 especies de mariposas.

A la riqueza natural se suma la pluralidad étnica propiedad ancestral de dos comunidades agrarias  de origen zoque olmeca: Santa María al norte, en la vertiente del Golfo, y San Miguel al sur, en la vertiente del Pacífico.

Los Chimalapas poseen una importancia ecológica fundamental. En su accidentada topografía, que va desde las llanuras costeras a altitudes de 200 msnm, hasta cadenas montañosas que alcanzan los 2,300 msnm, se desarrollan ecosistemas muy variados, definiendo un mosaico de diversos tipos de vegetación natural, donde destacan la selva alta perennifolia, las selvas medianas subperennifolias, los bosques de niebla (mesófilo de montaña), los bosques de pino, los bosques de  pino-encino, las selvas bajas caducifolias y subcaducifolias.

Los Chimalapas

Según estudios realizados en 1997 por la Sociedad para el Estudio de los Recursos Bióticos de Oaxaca, A. C., el 78%, unas 463,000 hectáreas, se encontraba en muy buen estado de  conservación,  y sólo el 5%, que corresponde a unas 30 mil hectáreas, ha sido totalmente deforestado.

La diversidad de hábitat es el resultado de la combinación de factores tales como la variedad topográfica y de suelos, así como el clima condicionado por las corrientes marinas y geoforma continental. Las montañas del norte de la región, donde se condensa la humedad de los vientos provenientes del Golfo, son una de las áreas más lluviosas de México, mientras que hacia el sur la vertiente del Pacífico es marcadamente seca.

La posición de los Chimalapas corresponde al área de encuentro de dos provincias biogeográficas de  relativo aislamiento. Han sido también un escenario de conflictos por la tenencia de la tierra y los límites interestatales entre los estados de Oaxaca y Chiapas. Pese a ello, han logrado avances significativos en la lucha por su conservación.

Miguel Ángel García Aguirre y la historia de la defensa de un territorio

El pasado fin de semana tuvo lugar en Huerto Roma Verde el Festival de las Selvas de México, como parte de una edición más del Bonito Tianguis. Contó con una serie de conferencias abordando temas de gastronomía, ecoturismo y sobre bienes ambientales de ecosistemas de selva.

Entre los conferencistas estuvo presente el defensor Miguel Ángel García Aguirre. Con sus más de 40 años de experiencia en la defensa de los Chimalapas, relató la historia del conflicto por la posesión de este territorio.

La reseña histórica se remonta a 1941, cuando los pobladores zoques chimalapas iniciaron un proceso jurídico administrativo en búsqueda del reconocimiento y la titulación de sus bienes comunales. Por temas burocráticos tardaron unos 26 años en conseguirlo.

En marzo de 1967 se emitieron dos resoluciones presidenciales, una de 460 mil hectáreas a favor de Santa María y otra de 134 mil hectáreas a favor de San Miguel. Con ello, dio inicio el sutil proceso de división comunitaria.

Al conflicto se agrega el hecho que desde 1950 cinco empresas madereras, encabezadas por la del michoacano Rodolfo Sánchez Monroy, invadieron y se apoderaron de 100 mil hectáreas comunales de bosques templados y de niebla. García Aguirre señala que esta acción contó con todo el apoyo del  gobierno chiapaneco y con el aval del gobierno federal, quien otorgó la concesión para su explotación como terrenos nacionales ubicados en el municipio de Cintalapa, Chiapas. Ahí llegaron a a operar 25 aserraderos.

Mapa de la región

Los gobiernos estatal y federal aprovecharon un involuntario error de las comunidades zoque chimalapas de no poblar la extensa zona oriente de su territorio. Ellos consideraban esa porción como su zona de reserva y de recolección; además, había un permanente olvido de parte del gobierno oaxaqueño hacia aquel vasto, pero lejano territorio indígena.

Para encubrir la invasión, despojo y depredación y para conflictuar socialmente la región, madereros y los gobiernos federal y de Chiapas llevaron ahí —entre 1967 y 1990— a más de 30 grupos de indígenas y campesinos pobres, la mayoría tsotiles de los Altos de Chiapas.

Muchos de estos indígenas fueron expulsados de sus territorios por conflictos interreligiosos. En los Chimalapas les repartieron tierra ajena; así, fundando núcleos agrarios que se sobreponen a las tierras comunales. Con ello, generaron un violento conflicto entre indígenas pobres (zoques y tsotsiles). Fueron usados más de 50 años como escudo; mientras tanto, talamontes, ganaderos, narcotraficantes, funcionarios y políticos, se enriquecieron a costa de la selva y del territorio zoque ancestral.

Las invasiones del territorio comunal chimalapa continuaron. Se agudizaron luego de la publicación de las resoluciones presidenciales de Reconocimiento y Titulación de Bienes Comunales (marzo 1967), gracias a la aparición repentina de un falso y doloso conflicto interestatal entre Chiapas y Oaxaca y a la sistemática negativa de la Secretaría de la Reforma Agraria de ejecutar las resoluciones presidenciales, efectuar el deslinde físico del territorio comunal y elaborar y entregar a los chimalapas los planos agrarios definitivos, esgrimiendo el falso argumento de que esto no era posible, en tanto “no se pongan de acuerdo los dos gobernadores”.

Reflexión final

El conflicto por la posesión de este espacio ecosistémico rico por su biodiversidad es actualmente  objeto de una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La resistencia pacífica masiva de los chimalapas es un sello característico que distingue a esta población que ha luchado por preservar sus bienes ambientales como parte de su identidad indígena y riqueza biocultural.

Ser indiferentes a la distancia de estas realidades nos alejan de un principio fundamental que nos recuerda que la lucha siempre será por la vida misma y hacer valer la tierra y los derechos de los pueblos originarios es recordar que, sin justicia ambiental, no habrá justicia social.

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Beatriz Acevedo es geógrafa, especialista ambiental, promotora de la cultura ambiental, a través del arte, la cultura y el cine documental.

Twitter: @ConSentidoVerde

Referencias
  • Carrillo Muñoz, Aldo Isaac y García Miranda, Oscar (2020). New records for the Chimalapas-Uxpanapa Region, Mexico (Odonata: Calopterygidae, Heteragrionidae, Polythoridae, Thaumatoneuridae, Coenagrionidae, Gomphidae, Libellulidae). N/d pp.
  • García Aguirre, Miguel Ángel (2015). Chimalapas: La defensa del territorio y de los bienes naturales como un factor de identidad indígena. Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano & Brot fûr die Welt. 43 pp.

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