Por Aranxa Sánchez

¡Qué tiempos para vivir! El sol no se puede tapar con un dedo, la realidad es ineludible: los efectos del cambio climático cada vez nos afectan de manera más contundente. No nos queda mucho tiempo para evitar que la crisis climática ponga todavía más en riesgo la vida y el acceso a los derechos de muchas personas. Los impactos del cambio climático han sido analizados desde hace mucho tiempo, pero para comprender el tema poco a poco, en este texto se introducirán algunos temas que serán explicados con mayor detalle en otras entregas.

¿Qué es el cambio climático?

Existen muchas definiciones sobre lo que significa el cambio climático y que ameritarían un análisis muy extenso. Una de las definiciones que más me gusta es la del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), quien lo define como la variación del estado del clima por encima del promedio “normal” en un tiempo determinado. Bajo esta definición, y para ponerlo en términos más sencillos, el hecho de que incremente mucho el calor durante el invierno o llueva granizo en primavera no es algo normal, si lo comparamos con otros momentos de la historia del planeta.

¿Quién ocasiona el cambio climático?

La respuesta es todas las personas, pero unas más que otras. Existen sectores de la actividad económica y poblacionales que contaminan más que otras. A esto se le conoce como el principio de responsabilidades compartidas pero diferenciadas. Prácticamente todas las actividades humanas generan contaminación, pero las principales responsables son la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas natural y carbón), la deforestación de terrenos para usos agropecuarios, el uso de fertilizantes y plaguicidas, la caza de animales que cumplen un rol indispensable dentro de un ecosistema o el consumo de materiales que toman cientos de años en degradarse.

¿Cómo se relaciona el cambio climático con la desigualdad?

Los efectos del cambio climático son percibidos con mayor severidad por las personas en situación de pobreza tanto en países ricos como pobres. Esto es particularmente grave para el caso de las niñas y mujeres que viven en zonas rurales, quienes, por ejemplo, como consecuencia de la desigualdad de género deben encargarse del trabajo del hogar; por lo tanto, tienen que realizar trayectos más largos en busca de agua potable.

¿Qué se puede hacer para combatir el cambio climático?

Los discursos alrededor del combate al cambio climático suelen girar en torno al “cambio está en uno mismo”. Por ejemplo, cambiar en el hogar los focos incandescentes por focos ahorradores o LED. Sin embargo, como ya ha sido explicado, las actividades económicas industrializadas son las principales responsables de la crisis climática de nuestro planeta y los gobiernos deben ser responsables de generar alianzas, regulaciones y sanciones para cambiar tales dinámicas. Las ganancias empresariales residen en un status quo de estrategias de negocio que no consideran aspectos ambientales, sociales ni de gobernanza; cambiar estos incentivos mediante políticas públicas y exigencias desde la sociedad civil, para reducir el impacto y mejorar nuestras capacidades de adaptación, deben ser parte de nuestras metas colectivas.

Foto: Anja | Pixabay

Existen más aspectos alrededor de la crisis climática que serán desarrollados en otras entregas. Cada uno de los puntos que he abordado en esta pequeña introducción tienen muchas explicaciones detrás que continuaré profundizando en el futuro. Mientras tanto, sólo me gustaría cerrar con un último mensaje: la crisis climática es un problema urgente, del que depende nuestra propia existencia; aunque la batalla sea muy complicada, vale la pena darla.

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Aranxa Sánchez es economista por la UNAM e investigadora del programa de Justicia Fiscal en Fundar.

Twitter: @AranxaSanz

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