Ya ven porque dicen que los niños no deben jugar con cohetes.
Por andarse echando buscapiés entre ellos la tarde de ayer se registró una fuerte explosión al interior de un cuartel militar ubicado en Zamora, Michoacán, la cual dejó un saldo de ocho soldados heridos, de acuerdo a los primeros informes de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Las primeras horas después de ocurrido el incidente fueron de total zozobra: nada se sabía sobre las causas de la detonación que, de acuerdo a las primeras versiones, mandó al hospital a 17 elementos heridos, varios de ellos de gravedad: incluso se reportó que el traslado de seis militares que presentaban lesiones de gravedad fue realizado por medio de un helicóptero de la Sedena.
Pero ya para la noche, la propia Defensa Nacional informó que sólo habían sido ocho los heridos, con heridas superficiales y que el estallido que movilizó a cuerpos de auxilio y personal militar simplemente se debió a que los militares destruían juegos pirotécnicos que habían sido decomisados: ¿pudiendo triturarlos o echarles agua para “cebarlos”, alguien tuvo la grandiosa idea de ponerlos en montón y prenderlos?
“Fue una explosión accidental que ocurrió en el cuartel de Zamora, cuando estaban destruyendo material pirotécnico que había sido incautado”, señaló también un funcionario de la oficina de Alfredo Castillo, comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán
Aunque –se supone- que son adiestrados para el manejo de armas, explosivos y otros artefactos que harían temblar a un civil, esta vez los buscapiés, palomas, chifladores, luces de bengala, ollitas, volcanes, ratones, cohetones, varitas y demás, hicieron padecer a las fuerzas armadas.