Regresemos algunos años en el tiempo: Antes de Lulu, Sonisphere y Death Magnetic, antes de Robert Trujillo, St. Anger y el documental Some Kind of Monster, antes de la batalla legal contra Napster, Load y Anton Corbijn. Así llegamos al año de 1992 cuando Metallica era la banda más popular de Heavy Metal y una de las más grandes del mundo. Para aquel entonces, Metallica le estaba dando la vuelta al mundo, tanto en ventas como en los escenarios. Metallica era tan enorme que su nombre era casi un sinónimo del género.

Un año antes, el grupo de Lars Ulrich, James Hetfield, Kirk Hammett y Jason Newsted había lanzado su homónimo quinto álbum de estudio, ahora mejor conocido simplemente como el “disco negro” por su portada, pues… negra. En agosto de 1991, este disco vendió 650,000 copias en su primera semana de lanzamiento nada más en los Estados Unidos. También alcanzó el primer lugar en ventas en diez países y fue certificado 15 veces como disco platino (¡Gracias Wikipedia!)

La recepción crítica fue tan positiva como la recepción popular:

Robert Palmer – RollingStone
“Metallica ya es el pionero del metal como lo era en sus inicios, pero la banda está expandiendo su rango expresivo y musical bajo sus propios términos. Esto sólo puede ser un paso positivo para un grupo que se encuentra construyendo un puente entre el metal comercial y el thrash agresivo de Slayer, Anthrax y Megadeth.” *****

Steve Huey – AMG
“Las mejores canciones son más melódicas e inmediatas. Los aplastantes y pulidos guitarrazos de “Enter the Sandman”, “Sad but True”, y “Wherever I May Roam” se pegan a las estructuras tradicionales, a través de los cuales usan los mismos riffs. La producción profesional y limpia de Bob Rock agrega a la accesibilidad.” ****1/2

Los halagos del resto de la crítica fueron muy similares, y a menudo encontramos este álbum en las listas de los mejores discos de cualquier época y de su género o todos los géneros. En los Grammys del 92, el álbum ganó el título de “Best Metal Performance” (una categoría extraña porque premia tanto canciones como discos enteros) dejando atrás el ridículo que hizo la Academia con Jethro Tull en 1989. Su popularidad cruzó las fronteras entre los medios y aterrizó de lleno en las aguas del mainstream. Los de buena memoria recordarán las referencias en Beavis & Butthead y hasta en las arenas de ECW. Estos días Metallica ya tiene su propio Guitar Hero y los integrantes por fin prestaron sus voces a Los Simpsons hace un par de años.

Por supuesto, el disco negro no pudo llegar a las tiendas de records sin generar algo de controversia, empezando con el fuego amigo. Fueron varios los fanáticos de Metallica quienes le dieron la espalda por acceder a la producción de Bob Rock, quien en el pasado trabajó con actos populares como Bon Jovi o Mötley Crüe. Ante el terrible pronóstico donde su grupo favorito se convierte en un grupo de hair metal ochentero que escribe canciones de amor, los puristas abandonaron la nave antes de que se sumergiera. O eso creyeron. La historia nos mostró que la “colaboración” entre Bob Rock y Metallica fue una batalla más que un trabajo en equipo, pero de ese conflicto surgió uno de los mejores discos de los 90.

¿Pero cómo se compara este álbum con el resto de su discografía?

Por lo general, las etapas de esta banda es medida por la estancia de sus bajistas. Para algunos fans, Metallica murió con el trágico accidente de Cliff Burton. Para otros, su mejor periodo fue con Jason Newsted, quien nunca logró sentirse como un verdadero integrante de la banda. Aunque la era de Robert Trujillo no esté generando los grandes clásicos de los 80, por lo menos su inclusión en 2003 ha rejuvenecido a los otros miembros con sus actuaciones en el escenario. (Seguro también hay ilusos que fantasean sobre el “que pasaría” si Kirk Hammett nunca hubiera reemplazado a Dave Mustaine).

El disco negro es recordado como el más popular, pero si preguntas a la comunidad metalera, la respuesta va ir variando. Muchos te diran que Kill’em All es el alfa y el omega de la discografía. Otros señalaran el dedo índice hacia …And Justice For All que contiene tremendos temas como “One” y “Harvester of Sorrow”. En opinión personal del redactor de esta nota, ninguno se aproxima a la estatura de Master of Puppets, donde los metaleros definieron el sonido del thrash.

A final de cuentas, tenemos que vivir con el hecho de ningún otro disco ha tocado tantos oídos como el homónimo. El disco negro llegó también en un época cuando la corriente grunge del rock alternativo conquistó a las masas fastidiadas con el new wave de los 80. Este movimiento alternativo tuvo tanta influencia que hasta la hermética escena metalera fue afectada y se vió obligada a cambiar para sobrevivir en la nueva década digital. Del metal alternativo emergieron actos como Rage Against the Machine y KoRn que fusionaban el metal con el rap, o Tool que incorporó elementos progresivos, o Nine Inch Nails que popularizó la mezcla de música industrial y los ritmos pesados del metal. Era admirable que entre todos estos experimentos, Metallica se mantenía vigente con su estilo de thrash y speed metal. Aunque era evidente que el disco negro fue su último álbum en el trono de relevancia. En el mercado pop, es difícil conservar tu corona si no te adaptas a las nuevas corrientes.

Sin embargo, Metallica no ha sido olvidado por el público, a pesar del desdén o falta de toque que Lars Ulrich y James Hetfield a menudo exhiben. En cierta medida, al cotizar tan alto su música en la batalla contra Napster, Metallica prefirió no correr el riesgo de abaratar su música. Quizás ese factor explique porque esta banda tiene ocho fechas en julio y agosto en un sólo recinto. Quizás también explique porque la gente sigue pagando mil pesos por sus boletos y que estos se agoten en tiempo record. Lars Ulrich nos enseñó que escuchar a Metallica no es un derecho, sino un lujo por el que tienes que pagar. Vaya concepto en el siglo XXI. Pero es un modelo que aún funciona.

Como bien sabemos todos, Metallica va a establecer residencia en el Palacio de los Deportes desde el 28 de julio hasta el 9 de agosto. Se trata de ocho fechas, la mayoría de las cuales ya están completamente agotadas. La residencia juangabrielesca es parte de su gira mundial que celebra el vigésimo aniversario del disco negro. Como dicen en los comerciales del circo: No faltes.

Queremos leer tu opinión. ¿Dónde estabas tú cuando salió a la venta el disco negro (asumiendo que ya habías nacido)? O si no… ¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que escuchaste este álbum?

Mientras te acuerdas, te dejamos con este concierto de 1992. Sniff.

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