Steven Wilson es un hombre que no puede encontrar una zona de confort. Estamos hablando de un artista que siempre está explorando nuevos terrenos musicales o buscando diferentes maneras de expresarse a través de sus letras, ya sea con Porcupine Tree o con Blackfield o con algún otro proyecto que tenga escondido.
En septiembre de 2011, el sello Kscope lanzó su nueva producción, titulada Grace for Drowning; su segundo álbum como “solista”, o mejor dicho, el segundo lanzamiento bajo su propio nombre. Para promover el disco, Wilson anunció una gira mundial, la cual tendrá una escala en el Distrito Federal el 13 de abril en el Teatro Metropolitan. En anticipación a su próxima visita, Wilson fue entrevistado por Sopitas.com vía telefónica.
“Debe existir un refrán parecido en México, pero aquí en Inglaterra decimos que ‘eres un extranjero en tu propio país’. En mi caso, siempre ha sido así.”
La mente creativa detrás de Porcupine Tree, No-Man y Bass Communion ha estado haciendo música de manera comercial desde 1983. A sus 44 años de edad, Wilson ha transitado por una cantidad impresionante de bandas (como Opeth) y ha iniciado proyectos como Storm Corrosion, el cual es una colaboración con Mikael Åkerfeldt de la misma banda metalera de Suecia. Por supuesto, Wilson no es un hombre que se limita a encerrarse en el estudio de grabación. Como fuimos testigos en México, Wilson está constantemente viajando para traer sus propuestas musicales tanto a nuevos oídos como a viejos fans.
De hecho, Wilson admite que se siente más en casa cuando está fuera de Inglaterra, especialmente en países donde el inglés no es el idioma oficial. En sus primeros años como músico, no era extraño que estuvieran presentes menos de 50 aficionados en algún pub de Londrés, y a la semana siguiente viajase a Roma para tocar en frente de 20,000 personas. Wilson tiene una preferencia por países exóticos como México donde existe una gran admiración por Porcupine Tree, especialmente entre la escena metalera. Hace un par de años, Porcupine anunció dos fechas en el DF, en donde se agotaron los boletos en un par de semanas.
Wilson dice que por el momento no hay nada planeado con Porcupine Tree, pero se dice optimista que para finales de año reúna a la banda para empezar a trabajar en nuevo material. El último disco de Porcupine fue The Incident, lanzado en el 2009. Mientras tanto, Wilson continúa trabajando con su pareja en Blackfield, el artista israelita Aviv Geffen. Wilson tiene un enorme respeto por Geffen, pero menciona que lo mejor será que él adopte un rol como colaborador externo y que Geffen agarre las riendas de Blackfield. Wilson dice que actualmente se encuentra muy ocupado en su tercer álbum como solista, y por lo tanto, no podría dedicarse por completo a proyectos alternos.
“Finalmente sentí que el momento había llegado para incorporar todos los elementos musicales que había recogido a lo largo de los años y que el resultado fuera mi nombre”.
Mucha gente pregunta por qué no lanzar Insurgentes o Grace for Drowning bajo otra “marca” como Porcupine Tree o Bass Communion, pero Wilson sentía que todos los proyectos en que había trabajado podían ser encasillados bajo una categoría: Prog rock con Porcupine, drone con Bass Communion, metal con Storm Corrosion, etc. Sin embargo, el material que Wilson está haciendo como solista no puede ser definido por un sólo género ya que son una amalgama de varios elementos, desde el jazz hasta el progressive. Gracias a esa libertad, el siguiente álbum de Steven Wilson puede ser algo totalmente distinto, en contraste con el siguiente álbum de Porcupine Tree cuyo sonido ya está bien definido y cualquier desviación no sería congruente con la identidad de la banda. Aparte que decepcionaría a los fans.
Grace for Drowning, su disco como solista, está dividido en dos partes, un disco para cada una. Desde un principio, Wilson consideró la idea de lanzar cada disco por separado, pero a final de cuentas decidió que se lanzara como una sola unidad. Aunque se trate de dos experiencias distintas, Grace for Drowning es un viaje musical en la vieja tradición del acetato. Wilson confiesa sentirse un poco nostálgico por la era del vinil, cuando un LP era toda una experiencia que involucraba a la gente a poner atención y a escuchar. Wilson cree que existe una percepción entre la generación del siglo XXI que siente que tiene menos tiempo para hacer las cosas, para relajarse y concentrarse. Pedirles a este gente joven e hiperactiva a sentarse a escuchar un disco de una hora y media puede ser algo exigente. Por tal motivo, Grace for Drowining fue dividido en dos discos (o dos “lados”) para que la experiencia auditiva fuese más fácil de digerir.
A pesar del cambio de tendencias en la industria de la música, Wilson todavía se divierte haciendo lo que hace. El se siente afortunado por trabajar en algo que disfruta y que además le pagan por hacer. Después de 30 años de componer canciones y trabajar con una innumerable cantidad de artistas, Wilson no siente cansancio ni fastidio por las exigencias de la fama. Wilson aclara que su fama es relativa ya que el nunca ha formado parte del “mainstream”. Eso no significa que exista un desdén de la cultura pop “mainstream”, ya que él también quisiera ser parte de ella PERO bajo sus propios términos. Wilson piensa que su rol natural es como el rebelde, el “outcast”, la persona que reside en los márgenes de la fama. El considera que el término ‘Insurgente’ es una metáfora de toda su carrera. De ahí salió el nombre de su primer disco como solista. Wilson pasó mucho tiempo en la ciudad de México durante la grabación de aquel álbum y comenta que por donde quiera que estuviera, siempre estaba cerca la avenida Insurgentes. Ese símbolo ubicuo del Distrito Federal retrataba la persona de Steven Wilson. Una fuerza en conflicto con la autoridad.