Quienes ayer se congregaron en la Comisión Anticorrupción del Partido Acción Nacional (PAN) para mostrar apoyo, mandar besos y sacarse selfies con el ex gobernador de Sonora, se quedaron con las ganas ya que, “sorpresivamente”, el festejado no acudió.

Aunque fue citado puntualmente para rendir cuentas y que su ausencia lo pone cada vez más al borde de quedar fuera del blanquizul… ni así Guillermo Padrés hizo acto de presencia ante la comisión que preside Luis Felipe Bravo Mena. En lugar de eso, el todavía panista envió una cartita en la que dio sus poderosas razones para ausentarse:

Ya que tiene una orden de aprehensión en su contra (inconstitucional, según él), el flamante ex ‘gober’ “no podía presentarse físicamente a la audiencia so pena de que podía ser aprehendido y exhibido públicamente en beneficio de intereses políticos espurios”, señala la misiva.

Sin dar detalles de quién hizo llegar la carta, Bravo Mena explicó que el ex gobernador sonorense pidió que se le tomaran en consideración las pruebas que aportó en la comparecencia del 26 de septiembre, días antes de ser suspendido de sus derechos como militante. Es decir, lo mismo que dijo hace tres semanas, es lo mismo que iba a decir ayer.

En lo que sigue escondiéndose de las autoridades, el procedimiento panista en contra de Padrés seguirá su marcha y su inasistencia será valorada como un elemento más por los integrantes de la Comisión. “Terminada la audiencia, se valorará todo lo que tenemos”, explicó Bravo Mena.

Y mientras eso pasa con el panista, hoy le tocará su turno al gobernador jarocho con licencia, Javier Duarte, quien tiene cita con los de la Comisión de Justicia de su partido (el PRI, por cierto), para ver si es expulsado de manera definitiva o tendrá chance de seguir presumiendo su afiliación tricolor.

La cita es a las 13:30 de hoy en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN)… y no le vayan a decir, pero quizás haya uno que otro elemento de la PGR esperando poder ejecutar la orden de aprehensión que se giró desde hace unos días en contra del ex gordito.

El “señuelo” no podría fallar: de no presentarse Duarte, se darían por un hecho las imputaciones en su contra (atentar contra la unidad del partido, realización de acciones en contra de los lineamientos del PRI, etc) y, con ello, su muy probable expulsión definitiva.

Ir a parar al bote o quedar fuera del PRI… difícil decisión.

*Vía Reforma, Proceso

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