“I hope I die before I get old.”
Resulta irónico que Roger Daltrey pueda seguir burlándose de la muerte al cantar ese verso una y otra vez, al igual que Pete Townshend ya que, después de todo, fue el guitarrista quien escribió la letra de “My Generation” hace casi 50 años. Sin embargo, no podemos decir lo mismo del baterista Keith Moon que murió de una sobredosis a los 32 años de edad, o el bajista John Entwistle, que murió a los 57 años de un paro cardiaco inducido por el consumo de drogas.
La carrera de músico es una elección algo riesgosa, no sólo porque no hay muchas oportunidades de encontrar la fama y fortuna de las super-estrellas de rock (particularmente en estos días), sino porque el músico se topa con varios factores nocivos que pueden acortar sus esperanzas de vida. La vida de un artista en la industria de la música suele ser mucho más ajetreada que la de una persona con un empleo de oficina y una familia que mantener. No es por decir que la vida “común y corriente” no sea estresante, pero los músicos suelen verse en situaciones donde deben tomar decisiones que pueden alterar su salud. Ya sabes, drogas, alcohol, y muchos viajes por todo el mundo… a veces por caminos poco confiables.
Por tales motivos, las esperanzas de vida suelen ser más cortas que las de la persona promedio, y ese dato ha sido confirmado en un estudio realizado en la Universidad de Sidney. ¿Qué tan cortas? Digamos que hasta 25 años menos que “la gente normal”. Para llegar a esta conclusión, la autora del estudio, Dianna Kenney, analizó las muertes de 12,665 músicos desde 1950 hasta el presente año y en todos los géneros populares. Al calcular el promedio, comparó el resultado con el de 100,000 ciudadanos anónimos.
De estos resultados se lograron derivar las siguientes conclusiones según las causas de muerte:
1. Si nos fijamos en las muertes provocadas por accidentes (vease: Cliff Burton, Randy Rhoads, Stevie Ray Vaughan) podemos apreciar que los músicos se cuidan mucho más que en los años 60 cuando aquello de los viajes por vuelo o carretera no era algo tan seguro como en la actualidad. Sin embargo, todavía hay una notable diferencia de siete puntos porcentuales entre las personalidades del espectáculo y aquellos que prefieren quedarse en casa a ver la tele.
2. En cuanto a muertes por suicidio, los músicos que se quitaron su propia vida llegaron a la alarmante tasa de casi 10% de muertes totales en la década de los 90 (véase: Kurt Cobain, Billy Mackenzie, Michael Hutchence). Por fortuna, esta tendencia se fue cayendo con el paso de los años hasta que hoy ya no hay mucha diferencia entre los números de suicidios cometidos por artistas y el número que se le atribuye a la población en general.
3. Con respecto a las muertes por homicidio (vease: Tupac Shakur, John Lennon, Marvin Gaye) los músicos que han sido víctimas de asesinato fueron una noticia recurrente en los 90 –una década muy turbulenta, por cierto–, pero no hemos visto una caída tan pronunciada como en la tasa de los suicidios.
Aunque la longevidad de los artistas de la música ha mejorado drásticamente desde la trampa de la muerte que fueron los 90, su esperanza de vida no supera los 60 años, o sea, apenas la edad de jubilación en muchos países. Vale la pena pensarlo dos veces si quieres aprender a tocar la guitarra y formar tu propia banda. Aquella filosofía de mediados del siglo XX que dice Live fast, die young and leave a good-looking corpse sigue flotando ominosamente sobre todos aquellos que emprenden el giro artístico. Quizás el término equivalente a nuestra generación sea el todavía presente “YOLO”, pero ese estilo de vida sólo tiene sentido cuando uno es joven y se siente inmortal.
No se lo recuerden a Liam…