Finalmente la agonía terminó y el Atlante finiquitó su descenso de la Liga MX al perder 4-3 contra Santos Laguna. Si nunca han experimentado el sentimiento que trae consigo esta experiencia, quizá este texto pueda ayudar a darnos una idea.
Soy redactor de Sopitas.com y aunque estoy acostumbrado a escribir sobre diversos temas, hoy me tomaré la libertad de abordar un tema muy personal, y es que hace apenas unas horas, mi equipo acaba de descender.
No sé en qué momento decidí irle al Atlante, y creo que a ciencia cierta jamás entenderé que me orilló a elegir los colores azulgrana como aquellos a los que seguiría toda la vida. Quizá quienes lean estas líneas le vayan a equipos grandes y populares, acostumbrados a arrasar a sus rivales y a pelear siempre por los primeros lugares; con los Potros ocurre diferente, muy pronto uno entiende que siendo atlantista la constante será el sufrimiento y los momentos difíciles, y aún así, se decide seguir adelante con esa pasión poco comprendida. Dicen que uno no decide de quién enamorarse, lo mismo pasa con el futbol.
1. Los momentos difíciles
De todos los momentos difíciles del Atlante, sin duda destacan sus ahora cuatro descensos:
- En la temporada 1975-1976
- En la temporada 1989-1990
- Verano 2001, un 19 de abril traes caer en el Estadio Azteca ante el América, aunque en esa ocasión logró su permanencia tras una “promoción” contra el Veracruz que los directivos azulgranas se sacaron de la manga.
- Y ahora, en el Clausura 2014.
La gloria de este equipo ha sobrevivido de milagro a malas decisiones administrativas. Cuando se privilegia el tema económico en lugar del deportivo, las cosas tarde o temprano saldrán mal. Los diversos dueños y directivos del Atlante se cansaron de exprimir a la gallina de los huevos de oro, vendiendo a los jugadores que sobresalían y desarmando al plantel en múltiples ocasiones. Así, el que hace unas horas el Atlante haya finiquitado el cuarto descenso de su historia no resulta tan sorpresivo.
El golpe no llegó de improviso, de hecho fue una larga agonía que poco a poco nos fue preparando para lo peor, tal y como ocurre cuando uno tiene a un ser querido en terapia intensiva y sabe que el triste final será inevitable.
2. Entonces, ¿por qué irle al Atlante?
Todo lo que acabo de escribir podría parecer una tragedia, una especie de castigo o lastre con el que todo atlantista debe cargar. Y no es así, aunque infinidad de veces la suerte nos ha resultado adversa, también hemos tenido la oportunidad de tocar la gloria de la mano de los colores azulgranas.
Detrás de este aparente masoquismo se esconde un hermoso idilio en el que equipo y aficionados se complementan. Los atlantistas en su mayoría es gente humilde, acostumbrada a luchar por salir adelante y a no rendirse a pesar de que todo esté en contra. De igual forma opera el Atlante, club en el que se suele complicar lo sencillo, y hacer ver como algo fácil lo casi imposible.
Con el paso de los años entendí que no le iba a un club cualquiera, al contrario, el Atlante es uno de los equipos más antiguos (fue fundado el 18 de abril de 1916) y tradicionales del futbol mexicano. Nacido en la Ciudad de México, es innegable que su historia es parte de la cultura de la capital mexicana, por más que sus directivos se empeñen en otorgarle un carácter gitano y continuamente lo cambie de hogar (la última vez a Cancún).
De sus tres campeonatos de Liga, pude ser testigo de dos de ellos (el obtenido en la campaña 1992-1993 y el del Apertura 2007), también lo vi campeón de la Liga de Campeones de la Concacaf en el 2009 y participando en un Mundial de Clubes en donde llegó hasta semifinales.
Fui a cientos de partidos, vi grandes victorias, grité muchísimos goles y observé como los humildes “Prietitos” le plantaban cara a rivales más poderosos y con mayores recursos. Esta valentía de ir contra la corriente es la que me hizo sentirme cada vez más orgulloso de mi equipo.
3. Esto se siente cuando tu equipo desciende…
Mentiría si dijera que no me duele, que no sentí rabia y tristeza cuando se volvió un hecho que mi equipo no jugará el próximo año en la Primera División. Cuando tu equipo desciende es como si se muriera el amor de tu vida, y es que en cierto modo eso es lo que ocurre; sabes que no es el fin del mundo y que tu vida cotidiana seguirá igual, pero aún así entiendes que las cosas no serán iguales; cuando tu equipo desciende sientes un hueco en el corazón, un vació que estará ahí hasta que las cosas vuelvan a la normalidad, y la normalidad, es ver al club de tu predilección en el lugar que merece: compitiendo con los mejores del país.
Cuando tu equipo desciende, y aunque suene contradictorio, lo amas más que nunca, como si todas esas victorias y derrotas épicas revivieran de golpe en tu corazón y lo blindaran con ese cariño a prueba de cualquier tragedia, de cualquier burla. Este cartón de Juan Terrazas, que se publicó la semana pasada en Cancha del periódico Reforma lo ejemplifica muy bien:
Ahora mismo, mientras escribo estas palabras me viene a la mente el nombre de grandes jugadores, autenticas leyendas del futbol mexicano que defendieron los colores del Atlante: El Trompo Carreño, Félix Fernández, Horacio Casarín, Rafael Puente, Sebastian Chamagol González, Ricardo La Volpe, Federico Vilar… una historia casi tan interminable como los muchos momentos que viví en un estadio apoyando a mi equipo sin importar el resultado.
4. El incierto futuro del Atlante
Pocas cosas hay tan inciertas como el futuro de los Potros. En teoría, el equipo deberá jugar la próxima temporada en la Liga de Ascenso, y buscar de forma deportiva volver algún día al máximo circuito. Se dice que el equipo abandonará Cancún y que las plazas interesadas en adoptar al equipo son Tamaulipas y Acapulco.
Tampoco se debe descartar que el Atlante el próximo año siga jugando en la Liga MX. Sabemos cómo se manejan las cosas en el futbol mexicano, y no sería ninguna sorpresa que la directiva azulgrana compre alguna franquicia, o que una posible desafiliación del Querétaro por los líos legales de sus dueños, hagan que el descenso atlantista se quede sólo en el escritorio.
Muchos rumores que sin embargo, se reducen sólo a eso, y de momento la única realidad es que el Atlante descendió y el próximo año no jugará en el máximo circuito.
Sólo espero que ningún federativo quiera revertir este revés a base de billetazos. Sería indigno y no creo equivocarme al decir que los atlantistas preferimos descender con dignidad y no permanecer de forma deshonesta en la Liga MX. Ojalá tampoco mancillen su historia con más cambios de sede o nombre, a menos claro, que sea regresar a sus orígenes en el DF.
Se cerró un capitulo de tu casi centenaria historia Atlante. No es el fin, sólo el principio de un renacimiento que esperemos, te fortalecerá más.
Ni hablar, así es el futbol.
Por @gabrielrevelo