El fuego siempre ha sido un imán en la historia del hombre, algunos tienen mayor curiosidad a él que otros, pero nadie puede igualar a Wallace, un chico neoyorquino, quién te puso como objetivo crear una esfera de fuego.
Esto puede ser más complicado de lo que uno piensa, pero al parecer, Wallace se puso objetivo, tener su propia Navidad en llamas en febrero. Él sabía que no iba a ser fácil, pero nada que su paciencia no pudiera superar.
Comenzó por diseñar un prototipo digital: una pelota con cierto diámetro. Hizo los planos en 3D, pero sin embargo para saber cuántos cerillos necesitaría, la cifra superaba la capacidad de su computadora. Así que no tuvo otro remedio que ir formando la esfera y comprar cerillos en cuanto se le terminaran. En total tuvo que comprar nada más y nada menos, que 300 cajas de cerillos.
Mientras parecía niño con juguete nuevo o ¡un demente!, tuvo la paciencia para pegar 42 mil cerillos, de uno por uno, hacer y deshacer varias veces el círculo, hasta que le quedará perfecto. Su paciencia sólo puede ser comparada con la un monje tibetano, esperando la paz mundial.
Así que con $500 dólares menos en la bolsa, y con mucha ilusión, al fin la esfera quedó listo para prender la mecha, pero por supuesto no iba a dejar que pasara sin asegurarse de poner cámaras en todos los ángulos, para pasar del momento inmaculado, al momento imborrable.
Aunque el experimento es un poco loco, no podemos negar que es todo un espectáculo pirotécnico. Aquí pueden verlo a continuación: