En entrevista para BBC Mundo, José Mujica presidente de Uruguay afirmó que en la política lo normal tendría que ser una forma de vida austera.
En los últimos años cientos de medios han visitado a El Pepe, como lo llaman la mayoría de sus compatriotas, intrigados por la vida del presidente más pobre del mundo, un calificativo que no le gusta.
“Eso me preocupa bastante, me preocupa por como anda el mundo […]¿Qué es lo que le llama la atención al mundo? Que vivo con poca cosa, una casa simple, que ando en un autito viejo, esas son las novedades? Entonces este mundo está loco porque le sorprende lo normal”.
En cinco años ha ayudado a poner en el mapa a Uruguay. Su nombre ha aparecido en la primera plana de los principales medios del mundo gracias a su estilo de vida austero, al buen desempeño de la economía y a la aprobación de leyes como la del aborto, el matrimonio igualitario o la regulación de la marihuana.
Y ahora que se acerca al final de su mandato, cuenta con un nivel de apoyo del 56%, el más alto desde sus primeros meses de gobierno.
“Voy a Alemania y me ponen un Mercedes Benz para andar de aquí a la esquina -que tiene una puerta que pesa tres mil kilos- y cincuenta motos adelante y cincuenta motos atrás. Yo discrepo con todo eso[…]Creo que los gobiernos, los presidentes, se deben de expresar en toda la tonalidad de su vida, en su lenguaje, en su modo de ser, en su modo de vestir, en las relaciones públicas, como vive su pueblo”.
José Mujica sabe que su apariencia y forma de entender la vida, tan comentada dentro y fuera del país, es a la vez una herramienta política tan valiosa como las mayorías parlamentarias o la capacidad de negociación.
“La imagen tampoco es gratis, es una manera de luchar por el republicanismo en la época que nos toca vivir […] Esto no es casual, ni tampoco es una pose. Yo no hago otra cosa que vivir como vivía hace treinta años cuando vine acá”.
Mujica reconoce que los 5 años de mandato lo han agotado.
“Sí, yo estoy cansado, pero esto no para hasta el día que me lleven en un cajón o cuando sea un viejo lelo”, afirmó.
El presidente planea abrir una escuela de oficios agrarios cuando deje el cargo, pero no se retirará de la política.
“Se me está acabando el viaje porque tengo 79 años, estadísticamente cada día estoy más cerca del hoyo. Yo soy consciente[…] Pero mientras yo esté vivo voy a seguir luchando por lo que uno piensa y por lo que uno siente […] No voy a ser un viejo jubilado que se pone en un rincón a escribir las memorias. Yo no voy a escribir nada, no tengo tiempo, tengo cosas para hacer”.
La sociedad uruguaya ha mejorado por lo que ahora es más exigente. Quieren más seguridad y mejor educación y ese será el reto para el próximo presidente.