Sin juicio. Sin pruebas. Confundido por otro hombre y siendo víctima de tortura en manos del gobierno de Estados Unidos, un taxista pasó 17 años de su vida arrestado en el temible Centro de Detención de Guantánamo. Esta semana por fin consiguió su libertad, pero su caso pasará a la historia como parte de las atrocidades que se cometieron en nombre de la “seguridad” en el siglo XXI.
Estados Unidos no ha ofrecido una disculpa.
El taxista se llama Ahmed Rabbani, nació en Pakistán y fue detenido en el 2002 acusado de ser Hassan Ghul, un líder de Al-Qaeda. Nunca tuvo oportunidad de probar su inocencia.
De acuerdo con Reprieve —una organización británica dedicada a los derechos humanos en el mundo y que luchó por su liberación—, Ahmed Rabbani pasó dos años arrestado en prisiones clandestinas controladas por Estados Unidos antes de ser trasladado a Guantánamo. Sin pasar por un juicio y sin ninguna prueba.
Pasó 17 años encerrado en la temible prisión y fue víctima de tortura, documentada en el reporte del Senado estadounidense.
Aseguran que Estados Unidos supo, prácticamente desde el principio, que se trataba del hombre equivocado y que Rabbani, un taxista, no tenía nada que ver con Al-Qaeda. Sin embargo, siguieron con su detención.
El esperado regreso a casa
Cuando Ahmed Rabbani fue detenido, su esposa estaba embarazada. Uno de los principales puntos de la historia y de su defensa es que salga de Guantánamo para conocer a su hijo de 19 años.
Esperan también, que Estados Unidos pague su regreso a Pakistán pues no se ha confirmado.
“La libertad de Ahmed era muy esperada”, comentaba su equipo de abogados en Reprieve. “El sentimiento es de paz, pero mezclado con tristeza por todo lo que ha perdido. Sin embargo, no celebraremos hasta que no este de vuelta con su familia en Pakistán”.