En México, la tasa de asesinatos de menores de edad es superior, incluso, a la que tienen países como Irak y Sudán… ¿Qué le está sucediendo a nuestros adolescentes?

El país tiene muchas crisis, la más grande es la crisis política que impera y se ha alargado debido a las pocas ganas que tienen los político de eliminar la corrupción o la impunidad, fuente de crímenes atroces como el de Ayotzinapa o Tlatlaya.

Los mexicanos tenemos una generación de jóvenes a los que se les está negando vivir su juventud. El sistema narcoestatal (pensado como el Estado que, por su manera defectuosa de funcionar, permite la existencia de un monstruo de guerra criminal que vive perfectamente en su territorio) ha empujado a nuestros jóvenes a ser víctimas del crimen organizado o a ser verdugos de ellos mismos.

Según el INEGI, en diez años han sido asesinados 10 mil 876 niños y adolescentes. Esto es equivalente a la capacidad que tiene el Auditorio Nacional. La mitad de los asesinados fueron hombres de entre 15 y 17 años de edad (son chicos que prácticamente nacieron en el nuevo milenio) y un 10% son mujeres de la misma edad.

Estos números son alarmantes pues, según el informe de la Unicef titulado Hidden in Plain Sight: A statistical analysis of violence against children, son mayores que los que se presentan en países en conflictos armados como Sudán o Irak.

Entre el 2004 y el 2013 la tasa de homicidios en la población de 0 a 7 años pasó de 1.9 a 3.1 por cada 100 mil menores de edad.

Según el Universal, México es el quinto país en términos absolutos con más homicidios de menores, solo por debajo de Nigeria, Brasil, India y la República Democrática del Congo.

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Los adolescentes LGBT son los que más piensan e intentan suicidarse

 

Por otro lado, La Jornada publicó que los adolescentes con orientación sexual distinta a la heterosexual enfrentan un alto nivel de violencia física y psicológica tanto en sus escuelas como en sus hogares (el estrés y la violencia es mucho mayor a la que viven los jóvenes heterosexuales). Es así que los suicidios e intentos de suicidio entre estos jóvenes son mayores entre las chicas lesbianas, chicos gay, chicos y chicas bisexuales, transexuales o intersexuales.

Esto lo muestra una investigación efectuada por la UAM que muestra lo afectada que resulta la salud mental de los adolescentes LGBT en comparación a la de los heterosexuales, debido a la discriminación que enfrentan diariamente.

El estudio se realizó en 9 mil adolescentes estudiantes de bachillerato en todo el país durante el 2009 y muestra que los pensamientos suicidas son mayores entre la población LGBT (un tenebroso 62 %). Aunque el 45 % de los heterosexuales también han tenido este tipo de pensamientos (lo cual también debería prender focos rojos ¿por qué nuestros jóvenes piensan en quitarse la vida?).

Los porcentajes de intentos de suicidio van en un 31.5 % entre los chicos y chicas LGBT y un 15.6 % entre heterosexuales.

Los jóvenes LGBT son víctimas de una mayor violencia en los centros escolares (40%), mientras que los heterosexuales están expuestos un 26.2%.

En casa, la violencia física y verbal fue reportada en un 56.9 % entre los jóvenes LGBT, entre los heterosexuales fue de un 44.2%.

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La violencia verbal que sufren los chicos y chicas LGBT en la escuela es del 40%, mientras que los heterosexuales la sufren en un 26.2%. Por otro lado, en lo que respecta la violencia física la diferencia es abismal, solo la sufren el 9.4% de heterosexuales, mientras que el 30.1% de gays, lesbianas, bisexuales y trans la han experimentado.

Claro que hace falta que haya programas que hagan que disminuya la violencia contra jóvenes tanto en su casa como en la escuela (y no hablan de la calle, por ejemplo). Pero también hay que ver que la violencia es muy alta entre las familias y en las escuelas no importa si son heterosexuales o LGBT ¿No deberían de hacer algo para que disminuyera, como programas que vayan más allá de la mera escuela?

Aunque es claro que la homofobia es uno de los factores importantes en la diferencia de violencia, es alarmante que nuestros jóvenes, sean LGBT o heterosexuales viven en un ambiente hostil permanente (el aumento de número de asesinatos de adolescentes es muestra clara de ello).

Parece que hará falta más que buenos deseos por parte del presidente si queremos que está generación se recupere de las circunstancias tan terribles en las que vive y que no vengan generaciones posteriores a las que les afecte también esta situación.

Esta situación de violencia solo nos recuerda a las palabras del poeta chileno Predo Lemebel:

“Hay tantos niños que van a nacer/ con una alita rota”

Y podemos hacerlas generales, hablar de toda una generación ¿De verdad queremos una generación sin alas para levantar al país?

@plumasatomicas

***Vía El Universal, La Jornada

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