Hoy, como cada 8 de marzo, por todos lados escuchamos comentarios alusivos a la celebración del “Día Internacional de la Mujer”. Pero ¿por qué se celebra justamente hoy, y cuál es su función? Aquí la historia…

Desde el siglo pasado hay varios registros de naciones y grupos feministas que comenzaron a celebrar a la mujer y a pedir que se respeten sus derechos. Incluso, si ahondamos un poco más, nos topamos con el antecedente de Lisístrata, quien en los tiempos de la Grecia Antigua inició una huelga sexual contra los hombres, para ponerle fin a la guerra. También durante la Revolución Francesa, las parisinas marcharon hacia Versalles exigiendo el sufragio femenino, así como “libertad, igualdad y fraternidad”.

Poco a poco, todos estos intentos fueron homologándose hasta agrupar a las mujeres de todos los continentes quienes se unen en torno a esta celebración a pesar de sus diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas.

Esta tradición comenzó hace casi 100 años, cuando el 28 de febrero de 1909, el Partido Socialista de Estados Unidos celebró en aquel país el primer “Día Nacional de la Mujer”. Hasta 1913 se celebró durante el último domingo de febrero.

Paralelamente, en 1910 La Internacional Socialista proclamó en Copenhague el “Día de la Mujer”, a favor de los derechos de las féminas y la instauración del sufragio universal. Participaron más de 100 mujeres de 17 países, quienes aprobaron el que se instaurara la celebración, aunque no fijaron ninguna fecha para su celebración.

A raíz de esa reunión, el 19 de marzo de 1911 se celebró por primera vez en la historia el “Día Internacional de la Mujer” en Dinamarca, Alemania, Austria y Suiza. La fecha se conmemoró con mítines a los que acudieron más de 1 millón de personas, quienes exigían que las mujeres tuvieran derecho al trabajo, a ocupar cargos públicos, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

Por contradictorio que suene, apenas unos días después de esa celebración (25 de marzo), en un incendio en la fábrica Triangle, en Nueva York, murieron más de 140 jóvenes trabajadoras.

La tragedia repercutió en la legislación laboral estadounidense y en la necesidad de que el sexo femenino gozara de condiciones laborales adecuadas tuvo eco en las próximas conmemoraciones del Día de la Mujer.

El último domingo de febrero de 1913, las mujeres rusas celebraron su primer “Día Internacional de la Mujer”. Para el 8 de marzo de 1914, el resto de las naciones europeas hicieron lo propio y realizaron mítines para solidarizarse con las mujeres de todo el mundo, y de paso, protestar por la guerra.

Tres años después, y como reacción por los 2 millones de soldados rusos que murieron en la guerra, las mujeres de esta nación eligieron el último domingo de febrero para ponerse en huelga y demandar “pan y paz”. La huelga fue conjurada a pesar de las críticas que los dirigentes políticos hicieron a la medida. Ante la presión, cuatro días después, el Zar tuvo que abdicar y el gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho al voto. Este hecho histórico ocurrió el 23 de febrero de 1917, de acuerdo al calendario juliano que entonces se utilizaba en Rusia, o el 8 de marzo, en el resto del mundo.

A partir de entonces, el “Día Internacional de la Mujer” adquirió un nuevo significado para las mujeres de todo el mundo. Finalmente, en 1977 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó al 8 de marzo como “Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional”.

Con los años, esta conmemoración se ha convertido en una oportunidad para fomentar, reflexionar y luchar por derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica.

Sabemos que un día no basta para reflexionar en torno a la importancia que tienen las mujeres en todos los ámbitos de nuestra vida. Y es que este día no se trata de celebrar a nuestras conocidas por el simple hecho de tener vagina, sino más bien, de recordar a todas aquellas mujeres que a lo largo de la historia han luchado porque sus derechos sean reconocidos. Este día también debería representar un punto de reflexión para mirar la condición en la que viven las mujeres y tomar medidas en su beneficio.

Más que felicitar a las mujeres, deberíamos comprometernos a respetarlas y luchar porque se acaben los abusos y vejaciones que muchas de ellas siguen sufriendo. Lograrlo depende de todos.

*** Con información de la Organización de las Naciones Unidas

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