Buena parte de los mercados digitales actuales dependen de la especulación. Los cambios en los precios de criptomonedas, NFTs y lo que se conoce como el metaverso están encadenados a qué tanto hype generan entre potenciales usuarios. Por el momento, ninguno de estos activos tiene un valor “real”; más bien, son atractivos en la medida que su precio pueda incrementar. Todo esto, de preferencia, en el corto plazo. De tal modo, con frecuencia se piensa en esos mercados como unos que se encuentran en plenas burbujas a punto de reventar. Aunque muestran aumentos constantes, pero volátiles, se considera que en cualquier momento pueden dejar de ser interesantes; en consecuencia, que pierdan su valor de un día para el otro.

En este caso caen particularmente los NFTs. Imágenes que sin importar que pueden ser reproducidas sin mayor problema, hay una validación única a través de cadenas de bloques que se venden a un único dueño. A grandes rasgos, es un modelo en el que se vende “el camino”—o el código—a esa imagen, sin otorgar necesariamente los derechos de autor sobre ella. Estos tokens no fungibles van desde obras de artes únicas, hasta reproducciones, pasando por dibujos de changos aburridos e incluso variaciones del Dr. Simi en su propio metaverso. La especulación alrededor de los NFTs ha sido enorme. A finales de 2021, “The Merge” del artista digital Pak se vendió en 91.8 millones de dólares. Los del Bored Ape Yacht Club cuestan 300,000 dólares en promedio, cuando su valor inicial rondaba los 200.

Pero no todo son buenas noticias para los NFTs. El primer tuit de Jack Dorsey se vendió por 2.9 millones de dólares. Se intentó revender en 48 millones. Sin embargo, no pasó de los 30,000 dólares en la puja por comprarlo. 

China y los bancos contra los NFTs

En medio de ese contexto de especulación por los NFTs, China ha entrado al quite para tratar de detener esas burbujas en su país. No es algo nuevo para el gobierno chino con este tipo de activos. A finales de 2021 se prohibieron todas las transacciones de criptomonedas en el gigante asiático. Y los NFTs en su territorio deben ser cuidadosamente llamados “coleccionables digitales”. Plataformas como Alibaba venden tokens no fungibles, pero de bajo costo (rondando los 5 dólares) y con candados fuertes a su reventa. Por ejemplo, al adquirir uno deben pasar dos semanas para poder transferirse a alguien más; una vez transferido, se debe esperar casi un año para que vuelva a cambiar de propietario. Precisamente porque hay un miedo a los alcances de especulación en el mercado. De hecho, algo parecido sucedió en relación con el colapso de Evergrande el año pasado.

Hace algunos días, el 13 de abril de 2022, tres asociaciones financieras chinas publicaron en conjunto una suerte de reglamento no oficial para lidiar con los NFTs de cara al futuro. No se trata de un marco normativo del Estado, pero que al ser empujado por los principales bancos y fintech chinos bien se puede interpretar como un movimiento oficial del país. En el documento se solicita que para prevenir riesgos financieros, estos activos se vuelvan de propiedad única y exhortan directamente a la población general e instituciones a no invertir en NFTs. En general, lo que proponen es un modelo en el que sea difícil intercambiarlos y casi imposible especular con ellos. Promoviendo, más o menos, que los “coleccionables digitales” se compren nada más para obtenerlos y no tratar de sacarle una tajada en el futuro.

Sin reventa, el juego cambia

Parece exagerado el movimiento de China. Pero al revisarse con calma se puede ver que no es muy diferente a lo que ya sucede hoy en día con los NFTs en general. Poco a poco, han perdido su novedad y con ello interés por invertir en ellos. Las tendencias de Google sobre el tema han caído dramáticamente en 2022, en oposición a 2021. Mientras que en su pico más alto (enero de este año) el precio promedio de un NFT alcanzaba los 6,900 dólares, hacia marzo pasado no superaba los 2,000. Además, las ventas diarias de estos activos ha bajado 83%. Más allá de que las celebridades no se cansan de tratar de venderlos, la realidad es que no es una apuesta que haya sido fielmente aceptada. Al final, no se deja de ver como dibujos de changos que fácilmente se pueden descargar de internet.

(O comprar en una sudadera por menos de 600 pesos.)

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Bored Ape 3719. Imagen: OpenSea Yoga

Si los NFTs van a sobrevivir el revuelo inicial por ellos, será a través de estrategias mucho más interesantes que simplemente ofrecer memorabilia del internet para que incremente su precio con el paso de los años. En México, por ejemplo, Tecate Pa’l Norte hizo algo sugerente. Vendió NFTs que otorgan beneficios a sus dueños en el marco del festival; incluso, con acceso vitalicio a ciertas funciones que se encuentran en su metaverso. En suma, no sólo se trató de una imagen para revender a un mayor precio, sino un cúmulo de experiencias que podían ser canjeadas de manera más tangible. Algo similar puede pasar con la regulación “no oficial” de China. Es decir, obligar a que las transacciones de NFTs conlleven más que un boleto a una burbuja de especulación que, francamente, se antoja próxima a reventar.

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Soy Raúl, pero la gente me conoce como Ruso. Estudié letras inglesas en la UNAM y tengo una maestría en periodismo y asuntos públicos por el CIDE. Colaboro en Sopitas.com desde hace más de seis años....

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