Seguramente lo han notado por las noches, cuando caminamos con unas buenas tormentas. O lo han notado a la mañana siguiente, que despertamos y todo está cubierto por una extraña capa babosa. El chiste es que este asqueroso fenómeno no pasa desapercibido y probablemente se han preguntado qué es la espuma amarilla que se forma en los charcos después de llover.
Como vivimos rodeados de contaminación algunos han pensado que estamos frente al más reciente ejemplo de la lluvia ácida. O —por el color— algunos más piensan que estamos viendo restos de pipí de mascotas. Otros apuntan a un químico que se aventó en las nubes, para propiciar las lluvias.
La verdadera respuesta, por suerte, es menos trágica que eso. Resulta que la espuma amarilla que se forma en los charcos después de llover es, nada más y nada menos, que polen concentrado.
Durante los primeros meses del año, estas partículas estuvieron reproduciéndose muchísimo, juntándose por montones en los árboles y ahora fueron limpiadas —por así decirlo— con las tormentas recientes. Pero, ¿por qué lo hemos notado tanto en las semanas recientes?
Espuma amarilla en los charcos después de llover
Ahora que sabemos que la espuma amarilla que se forma en los charcos después de llover es polen concentrado, todo comienza a cobrar sentido. Sobre todo, la razón de que la notemos mucho en estas semanas.
De acuerdo con la Red Mexicana de Aerobiología en la UNAM, las últimas semanas —finales de marzo o principios de abril— han sido intensas en la concentración de polen de algunos árboles. En la zona de Chapultepec, por ejemplo, se nota especialmente en el Ciprés, en los Robles o Encinos y en las hojas de Ortiga. También el Fresno hace de las suyas.
Aunque no sabemos cuál de esos es el culpable principal —aunque los ojos apuntan a las coníferas del Ciprés—, la gran mayoría de los árboles en la CDMX generan polen en concentraciones macizas como bolitas, amarillas. Esas partículas llevaban meses acumulándose.
Con las lluvias recientes el polen macizo concentrado por fin cayó al suelo. Se hizo un revoltijo con el agua. Mientras se revuelve en las banquetas, vemos la extraña espuma amarilla que se forma en los charcos después de llover.
¿Un detalle interesante? Mientras continúen las lluvias, el polen no se va a poder acumular en las mismas cantidades, así que esperen que la espuma amarilla deje de caer pronto.
Esta respuesta sobre la espuma amarilla en los charcos, por cierto, también nos aclara las curiosas alergias intensas que tenemos desde que empezó el año. Ahora que lo vemos todo en el suelo, entendemos cuánto mentado polen había en nuestro ambiente, provocando molestias. De acuerdo con la UNAM, la concentración de polen de Fresno, por ejemplo, afecta a 3 de cada 10 personas.
No toda la espuma de los charcos es polen
Por desgracia, no todas son buenas noticias. No toda la espuma que vean en los charcos después de la lluvia es resultado del polen de los árboles. En algunos casos veremos restos blancos y esos sí son pura basura contaminada.
Cuando vean espuma blanca en las calles, con apariencia de jabón, estamos frente a contaminación de los coches. En altas acumulaciones, se trata de líquido de frenos, aceite de coche, restos de gasolina, desgaste de pavimento, neumáticos y otras bellezas.
Entonces, ya saben. Tenemos una importante diferencia: la espuma amarilla en los charcos después de llover es un proceso normal de la vida en los árboles. Si la espuma es blanca o parece jabón, estamos en un problema.
