Lunes, inicio de semana complicada y cuando llega la noche, te clavas a las redes sociales para terminar peleándote en los comentarios. Sabemos ese sentimiento… y por eso, les queríamos contar una de las historias más bonitas que nos encontramos en estos últimos días de internet.
La recuperación de está tierna especie de hurón que estuvo cerca de la extinción.
Se llama Hurón de Patas Negras. Es una de las especies más amenazadas en el continente e incluso, dos veces distintas —una en los setenta y otra en los noventa— han sido considerados extintos.
¿Cuál es la buena noticia? Que en estas últimas semanas, en un centro de conservación de Phoenix, Arizona, nació la camada más grande en dos décadas. En total, están cuidando a 27 nuevas crías de hurones… lo que equivale a un aumento de su población mundial de casi el 8%.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) estima que solo hay 370 hurones de patas negras en el mundo, así que se imaginarán el tamaño de este notición.
En estos momentos, a las crías las están cuidando en el centro de conservación de Phoenix con todo el cuidado del mundo. Según un comunicado, las tienen al interior de cajas especialmente diseñadas, en grupos de seis, y con la atención completa de la manada.
“Muchos de ellos irán a centros de liberación y algunos se quedarán aquí para seguir participando en programas de crianza”, explicaron al mismo tiempo que, en modo de celebración, lanzaron un concurso masivo para ponerles nombre.
Todavía falta mucho por hacer
Se imaginarán que rescatar al Hurón de Patas Negras no es una tarea sencilla… y más cuando dos veces, distintas, se le había considerado extinto. Actualmente hay menos de 400 especímenes y el centro de conservación en Phoenix, Arizona, es solo uno de cinco lugares en Norteamérica que participa en programas intensivos de crianza.
“Aunque se ha logrado bastante en torno a la recuperación del hurón de patas negras”, comenta el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). “La pérdida de hábitat y las enfermedades siguen siendo las mayores amenazas”.
Y es que esta especie la pasa complicado.
Los pastizales donde naturalmente habitaban se han ido destruyendo, han caído víctimas de algunas pestes históricas y su principal presa —son carnívoros— son los perritos de la pradera, otra especie que también ha sido diezmada.