Por el perfil que tienen muchos de los criminales del país, se podría pensar que para fugarse de la autoridad realizan operaciones dignas de Hollywood, planes maestros que podrían “aplaudirse” debido a la complejidad que les representó burlar a quienes los tenían a su resguardo… pero no.

Aprovechando que uno de sus custodios se echó un coyotito y el otro parece que se cargaba una buena diarrea –o sea, fue al baño… por bastante tiempo-, José Luis Ángeles Bernal, condenado a más de 100 años en prisiónpor pertenecer a una banda de secuestradores, logró escapar hace dos semanas de un hospital al que constantemente era transportado para realizarse diálisis. El hecho que dejó en ridículo a las autoridades –o evidencia su grado de corrupción, la que prefieran- ha llamado la atención de la prensa internacional. Así lo comentó El País:

“En un país con uno de los índices de secuestros más altos del mundo, la evasión un tanto caricaturesca de un peligroso criminal ha generado una gran polémica”.

“El tío” o “El Colín”, como también es conocido Ángeles Bernal, estuvo preso desde 2010, tras admitir haber participado en al menos siete secuestros. Debido a que era poco probable que pudiera escapar por su propia cuenta –debido a su estado de salud-, autoridades sospechan que pudo haber recibido ayuda de quienes lo custodiaban, así como de personal del hospital. Mientras eso se aclara, la policía realiza sus investigaciones de rigor y detuvo a los elementos que le custodiaban.

Además de llamar la atención la facilidad con la que “El Colín” logró fugarse, el caso alerta sobre las medidas de seguridad que las autoridades ponen sobre personajes que cometen crímenes como el secuestro, delito en el que México penosamente es “líder” a nivel mundial: el año pasado nuestro país estuvo en primer lugar, por encima de países como Nigeria y la India, según el Observatorio Nacional Ciudadano.

Los números no mienten, si bien “en los cuatro primeros meses de este año se han contabilizado 683 raptos“, este número podría ser mucho mayor “porque los expertos consideran que el 90% de las víctimas no denuncian”. En un país en el que cada vez es más común conocer historias sobre taxista, obreros o comerciantes secuestrados –es decir, el delito ya no afecta exclusivamente a las clases altas, como antes sucedía-, “El Colín” ha vuelto a las calles.

Aunque las autoridades se desviven por anunciar la baja de delitos, ejemplos como el de Valle de Bravo desmienten spot y declaraciones públicas: “La alarma que se generó en esta zona turística de hasta ahora buena reputación hizo que el Gobierno mandara allí 500 policías la semana pasada”, señala El País.

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La banda a la que pertenecía Ángeles Bernal era integrada por personajes que se especializaban en diversas funciones necesarias para lograr con éxito sus secuestros: uno se ocupaba de escoger a la víctima, conocer sus movimientos y determinar el día y hora del plagio; otro funcionaba como vigilante de las víctimas –de él podrían aprender los custodios- y uno más se ocupaba de las negociaciones con la familia. “El Colín” establecía los montos de rescate y el líder de la banda –conocido como “El Gigio”-, cobraba el rescate.

La mayoría de quienes conformaban el grupo de “El Gigio” están en prisión desde hace cuatro años y en su momento las autoridades les achacaron ser responsables de la “mayoría de plagios que se habían dado en esas fechas en la ciudad”, pero ni por eso pusieron atención en las medidas de seguridad que debería tener un sujeto que por sus crímenes es considerado como altamente peligroso. Ahora está libre y buena pregunta la de Martí… ¿a qué se dedicará ahora?

@plumasatomicas

*Vía EL País

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