El Rally Dakar llegó a Perú. Llevando alegría, emociones, velocidad… y la destrucción de varios fósiles de gran valor.
Sucede que este evento deportivo fue realizado en el desierto de Ica, al sur de Perú. Quien trazó la ruta lo hizo sin reparar en los fósiles de ballenas y delfines que están esparcidos a lo largo de este desierto, considerado como uno de los yacimientos fósiles más grandes del mundo.
Se estima que a lo largo de Ica hay más de mil esqueletos, de los cuales nadie se acordó al momento de celebrar esta popular carrera automovilística. Fue hasta que concluyó el evento, cuando comenzaron a verse los daños.
Para empezar, las toneladas de basura dañaron el medio ambiente de la zona en la que se corrió la carrera, donde se encontraron llantas y piezas de motor de los autos que corrieron.
Sin embargo, lo más grave fue el daño a los fósiles del desierto, así lo denunció Klaus Hönninger, director de la Asociación Museo Paleontológico Meyer Hönninger. De nada sirvió que el propio Klaus les planteara varias recomendaciones de preservación tanto a las autoridades del Ministerio de Cultura como a los organizadores.
Al final “los daños fueron enormes, y nadie se hace responsable”, comentó.
Uno de los mayores daños fue el que sufrió el esqueleto de una ballena con una antigüedad de aproximadamente 20 millones de años, a la cual se le retiraron varias vertebras que fueron usadas como bancos por los espectadores que acudieron al evento.
Y es que otro grave problema fue permitir el libre acceso de los aficionados a la zona del desierto donde se corrió la ruta, y en donde no se resguardaron los vestigios arqueológicos y paleontológicos.
Como era de suponerse, varios autos todo-terreno pasaron encima de los restos.
“Ese es un daño irreparable, han revuelto fósiles, o han pasado por encima de ellos”
Aquí algunos daños a los fósiles:
Lo malo, es que esta zona nuevamente será escenario de otra carrera el próximo 5 de enero, en donde competirán 459 autos, 187 motos, 39 cuadriciclos y 75 camiones. Se espera la llegada de 50 mil turistas de todo el mundo a Perú, y que más de un millón de peruanos acudan a presenciar el evento. Su organización está valuada en 6 millones de dólares.
“No se puede evitar el Dakar porque hay muchos intereses económicos, pero lo que estoy exigiendo es que el Estado diga qué institución es la responsable por los daños (…) El Ministerio de Cultura sabe de los daños, pero se quieren quedar callados porque saben que tienen una responsabilidad”, protestó Hönninger.
¿Está bien priorizar los intereses económicos aun a costa de vestigios paleontológicos ?