Pocas combinaciones tan desastrosas como la falta de intelecto, el dinero en abundancia y la necedad. Cualidades que parece reúne Linda McMahon, quien para su desgracia y nuestra diversión, quiere incursionar en la política.
Linda McMahon es una magnate que vive en Connecticut y sueña con llegar al Senado (seguramente piensa que si Layda Sansores pudo llegar al senado de México nomás pa’ jugar Diamond Mine, entonces ella también puede). Para lograrlo, decidió invertirle una buena lana a su campaña.
De acuerdo a su último reporte de gastos de campaña, McMahon gastó 42.6 millones de dólares en despliegue electoral. Y qué creen… no ganó. Al final fue derrotada por el demócrata Chris Murphy.
Debido al dinero invertido fue objeto de burlas en redes sociales, en donde varios mensajes se pitorreaban de ella afirmando que “Las elecciones no se compran”.
A ver si con esta derrota la señora McMahon ya escarmienta, pues anteriormente contendió por un puesto en el senado durante las elecciones del 2010. En ese entonces invirtió 50 millones de dólares… y también perdió.
En dos años esta señora se ha gastado más de 90 millones de dólares y nomás no pega el chicle. Esto, que ya bastaría para ser un #EpicFail, no termina ahí.
Como es republicana, durante las campañas presidenciales que ayer llegaron a su fin, también le donó un buen billete a Romney para su campaña. Lo gracioso, curioso o lamentable, como ustedes decidan calificarlo, es que en sus anuncios pedía que votaran por ella para el senado, pero aclaraba que estaba bien votar por la reelección de Barack Obama.
¡Ni cómo ayudarla!
Por cierto, si ustedes se preguntan cómo fue que McMahon se hizo de tanto dinero, les platicamos que fue gracias a la lucha libre profesional gringa, pues fue CEO de Titan Sports, firma relacionada a la WWE.