Ser periodista en Culiacán… ¿se imaginan? Pudimos conocer esa escalofriante historia profesional: platicamos con un reportero que estaba en las calles de la capital de Sinaloa durante los hechos violentos que se desataron este pasado jueves, 17 de octubre. Él transmitió la balacera en vivo, a todo el país, a través de Facebook Live.
Como ya se imaginarán, en la entrevista nos pidió completo anonimato por lo delicada que está la situación.
En una llamada telefónica desde la CDMX hasta la redacción en las calles de Culiacán donde el periodista ya estaba de vuelta en el trabajo, nos contó de la impresión de presenciar estas violentas escenas, de su experiencia la noche anterior, del clima social que se vive en su ciudad y de las gigantescas incógnitas que persisten sobre la seguridad de la capital sinaloense.
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“Fue dantesco. Tengo más de 21 años trabajando en medios de comunicación, casi 15 años cubriendo nota policiaca en Culiacán y nunca me había tocado algo así”, menciona el periodista. “Algo así por el tipo de armamento que se utilizó. Algo así por el radio donde se dieron los enfrentamientos que abarcó varias colonias. No se podía pasar por las descargas, por los policías, por las personas resguardándose. No se podía pasar por la total confusión: no se sabía de donde estaban tirando. La verdad fue algo impresionante”.
Todos vimos los videos. Sin embargo, aunque las aterradoras imágenes nos conmovieron y espantaron en lo más profundo, no es lo mismo verlas a través de una pantalla.
“Lo que se vio en los videos sí refleja lo que fue, pero, a final de cuentas… pues es en video. Cuando ya te toca vivirlo en persona la verdad es que esto se dimensiona. Cuando pasa un hecho así, todo se te olvida”, recuerda el periodista de Culiacán. Al mismo tiempo nos cuenta que por las calles de su ciudad vio desfilar decenas de armas, cuernos de chivo y armas Barret empotradas en camionetas blindadas.
“Cuando sobrevolaban los helicópteros, les empezaron a tirar y de arriba tiraron hacia abajo. Sí los alcanzaron algunos tiros”, comenta. “Era una película de guerra”.
“La gente corría”
A pesar de los videos o las imágenes que se siguen compartiendo en las redes sociales mexicanas e internacionales, ¿qué pasa cuando estás viendo, en persona, a tus conciudadanos huyendo por su vida? “Muchos lo que hicieron fue resguardarse, los restaurantes se convirtieron en sitios de resguardo y cuidaron a los comensales y a la gente que pasaba. No salieron hasta después de cuatro horas y cacho”, nos cuenta al teléfono con el incesante ruido de teclados al fondo. “Muchos carros quedaron ahí, en medio de las avenidas, solos. La gente se bajó ahí y a correr”.
“A resguardarse donde sea”.
En la noche se confirmó que las clases en Culiacán se cancelaron, el día laboral fue muy recortado y el transporte público estaría inoperante. Culiacán, Sinaloa, una ciudad famosa por su gente chambeadora y madrugadora, amaneció como si fuera un pueblo fantasma.
“Ahorita son las 2:30 y solo he visto un camión en la calle y no estoy seguro de que estuviera funcionando”, señala el periodista con un bloqueado sentido del humor. “La gente en Culiacán se despierta temprano a trabajar y hay gente muy trabajadora que arranca a las cuatro de la mañana: hoy, la gente de Culiacán se despertó a las ocho. Las calles están vacías y te dedicas a ver qué pasó, como detectar camionetas quemadas en los cruceros de las avenidas o como cuando encontraron cuatro cuerpos”.
¿Qué sigue para Culiacán?
Ante el silencio de las autoridades, este periodista —que también es ciudadano, no lo olviden— se pregunta qué pasará con su ciudad. ¿Habrá cada vez más operativos en Culiacán? ¿Ya se calmó la situación? No se sabe… y ya ni digamos otro tipo de preocupaciones. “¿Qué le dice uno a los niños que presenciaron?”, se pregunta al teléfono.
“¿Qué información les dices como padre? No tengo idea de qué le podemos decir a los hijos sobre este tema, si si uno como adulto todavía no sabe como digerir la situación”.
Mientras la soleada ciudad de Culiacán sigue en pie tras los violentos ataques, sus habitantes se mantienen en vela. “La gente todavía está aturdida, no sabe cómo reaccionar, hablando sobre los camiones, los negocios o el trabajo. Todavía no se sabe cómo reaccionar. No sé… hay incredulidad de lo que pasó”.