La ciudad de Baltimore es el escenario del último episodio en una larga y dramática historia de abuso policiaco en Estados Unidos, intensificada durante los últimos meses. La tarde de este domingo, la familia del joven afroamericano Freddie Gray, muerto recientemente por falta de atención médica tras su detención, se ha dispuesto a recibir a las visitas en un velatorio local.

“Mi familia quiere decirles: por favor detengan la violencia. Freddie no querría esto”, dijo Federicka Gray, hermana melliza de Freddie, al llamar a la calma a los manifestantes que durante la noche de ayer y la tarde de hoy llevaron a cabo protestas en la ciudad que han dejado como saldo más de 30 arrestos y seis agentes de seguridad heridos.

En el mismo evento la alcaldesa de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake, se dijo “profundamente decepcionada” por la violencia que, afirmó, era responsabilidad “de un pequeño grupo de agitadores”.

La familia ha pedido al presidente Obama iniciar una investigación general sobre el uso excesivo de la fuerza con motivos raciales tras la serie de eventos desafortunados que han tenido lugar en el país entre policías blancos y jóvenes negros.

“Esto debe detenerse. Debe detenerse de verdad porque podría haber sido cualquiera de nosotros”, dijo un cercano a la familia.

Freddie Gray murió una semana después de ser detenido por heridas no atendidas por la autoridades competentes. La policía ha aceptado que el joven debió recibir ayuda médica inmediatamente después de que se produjera la detención.

Material filmado por testigos pone de manifiesto que la policía aplicó violencia contra el joven, especialmente en su espalada . Cuando falleció, su columna vertebral estaba seccionada a la altura de las cervicales.

“Los manifestantes están rompiendo ventanas y nos lanzan objetos”, señaló la noche del sábado la Policía de Baltimore en Twitter. “Pedimos a todos que mantengan la calma”, agregó.

La preocupación por el abuso de la fuerza de los agentes estadounidenses ha tenido eco en otras partes del mundo. Recientemente, el senado mexicano aprobó modificaciones a reglamentos para que los agentes de aduana y migración en territorio nacional porten armas durante el desempeño de sus labores.

Aunque la permisión se restringe a las oficinas de aduana y migración estadounidenses en la frontera, diversos grupos han mostrado su desaprobación al considerar que la medida rompe con la soberanía mexicana y advierten sobre la brutalidad demostradas por elementos de agencias policiacas de Estados Unidos.

@plumasatomicas

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