El presidente Enrique Peña Nieto ordenó la implementación de diez medidas para mejorar la calidad del aire en la Megalópolis. Dentro de este plan se contempla la plantación de 18 millones de árboles y la modernización del transporte público.

Para este proyecto se destinarán 11 mil millones de pesos, en lo que resta del sexenio, para desarrollar infraestructura y modernizar los vehículos, además de 150 millones de pesos para fortalecer el monitoreo del aire.

Al respecto la organización ambiental Greenpeace ha señalado que el proyecto del gobierno federal es —hasta el momento— una lista de buenas intenciones, ya que no se ha precisado quiénes serán los responsables de su implementación, cómo se coordinarán entre gobiernos estatales y cómo —y en qué plazo— se evaluará el desempeño de las medidas.

De acuerdo con los ambientalistas, no queda claro si estos fondos que se invertirán en transporte público ya están en proceso de ejercerse o si se trata de nuevos fondos anuales dedicados a instalar nuevas líneas de Metrobús y Méxibus en la Zona Metropolitana del Valle de México, como varias organizaciones verdes recomendaron.

En este caso, Greenpeace recomienda destinar la inversión a proyectos de alto impacto con reglas claras, como la construcción de sistemas de Autobuses de Tránsito Rápido (BRT por sus siglas en inglés) para conectar al Estado de México con el sistema de transporte público de Ciudad de México.

La organización considera que la Estrategia Nacional de Calidad del Aire es un avance, pero que todavía falta actualizar la legislación sobre desarrollo urbano: establecer bases para prevenir conflictos de movilidad, calidad de aire, pérdida de tiempo y expansión urbana descontrolada.

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