Una historia sobre la vacuna contra el COVID-19 tomó por sorpresa las redes mundiales esta semana. Desencadenó miles de comentarios, shares y mensajes… pero más allá de las campanadas y reacciones iniciales, esa noticia nos dejó una moraleja valiosa sobre la manera en la que la humanidad podrá —en un futuro cercano— ganarle la batalla a esta pandemia.
¿Una lección rápida que se ha repetido durante las últimas semanas? La vacuna no puede sola.
La noticia, la neta, es que no está nada alegre y ya fue confirmada por diversos medios internacionales. Un enfermero en el estado de California, en Estados Unidos, recibió la vacuna de Pfizer y al cabo de seis días presentó algunos síntomas. Finalmente, en la mañana de Navidad, resultó positivo a COVID-19.
Sí, caray, un bajonazo a los ánimos.
Sin embargo, después de revisar los estudios clínicos, especialistas del mundo entero explicaron que no hay nada de qué alarmarse, incluso —señalan— era un asunto previsible y que, gracias a noticias como esta, podremos reforzar nuestros cuidados.
Los números ‘detrás’
Antes que cualquier cosa, vale la pena aclarar que todas las vacunas que se han aprobado hasta el momento vienen de una profunda etapa de pruebas en la que se certificó de que son seguras.
“Las vacunas que están disponibles son efectivas, nos van a ayudar y son seguras porque han sido probadas en poblaciones amplias de pacientes”, nos comentaba en #SopitasXAireLibre el Dr. Xavier Tello, especialista en políticas públicas de Salud. “La gente debería sentirse segura en que les van a dar una protección”.
No existen vacunas 100% efectivas, pero en el caso de la desarrollada por Pfizer y los alemanes de BioNTech se habla de una efectividad del 95%.
Esos resultados son estupendos en una vacuna —similares a las de la inmunización de tétanos, por ejemplo—, pero dejan algunos espacios donde existe la posibilidad de contagio de COVID-19 como lo sucedido con este enfermero de California.
Además, recuerdan los especialistas mundiales, que el trabajador de la salud estadounidense solo había recibido la primera de las dos dosis necesarias de la vacuna de Pfizer para alcanzar su efectividad esperada.
Christian Ramers, un especialista en vacunas de San Diego, le explicó a Reuters que la primer inyección te deja aproximadamente en una protección del 50%. “Necesitas esa segunda dosis para alcanzar el 95%”, señalaba el científico.
La vacuna no puede sola
Ahí viene un detalle interesante.
La emoción se sentía cuando veíamos, gracias a las redes sociales, las primeras personas vacunadas en muchos países incluyendo México, pero, aunque suene aguafiestas, la realidad es que la vacuna no puede sola.
Es un avance científico impresionante —al final del día se desarrolló para combatir un virus que conocemos desde hace menos de un año— pero no será la única medida con la que la humanidad pueda ganar esta batalla. “Una vacuna, por si sola, no terminará con la pandemia”, avisaba hace unas semanas el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
“La vacuna viene a complementar todas las herramientas que tenemos, no a reemplazarlas”, señalaba el inmunólogo etíope.
Aunque las vacunas son buenas noticias y las tasas de efectividad que presentan los desarrollos son motivo de esperanza, luchar contra una pandemia no es un juego que se gane al recibir las primeras inyecciones.
Autoridades locales y mundiales han alertado la necesidad de no bajar la guardia con los alentadores avances. A las personas: mantener las prevenciones personales como el lavado de manos, el distanciamiento o los cubrebocas… y a los gobiernos: seguir buscando contagios, haciendo pruebas, atendiendo a quienes lo necesiten e implementando medidas de contención.
La noticia del enfermero de California provocó muchas reacciones, pero su historia nos dejó también una valiosa lección en paciencia para recibir al año entrante: la vacuna no puede sola.
