Jan Evans se enteró de que su abuelo había estado presente en la Primera Guerra Mundial e inmediatamente se dedicó a investigar la historia familiar que la precedía. Husmeando en el ático de su prima, se encontró con una bolsa y dentro de ella uno de las herencias más bonitas que su fallecido ancestro dejó para la familia.
Un violín que data de principios del siglo XX y que perteneció a su abuelo, Ernest Johnson, fue el hallazgo que Jan realizó. Pero no era un viejo violín cualquiera, el instrumento tenía grabadas varias fechas y anotaciones que su abuelo realizó durante su participación en el primer conflicto mundial.
A pesar de que Ernest Johnson sólo estuvo 4 años inscrito en la milicia de Gran Bretaña, el soldado vivió muchas historias de horror y algunas otras alegres según las anotaciones del violín.
La primer inscripción dice: ‘This violin is with Sapper E Johnson 143152′ (Este violín está con Sapper E Johnson 143152). Después hay muchas otras fechas que vienen acompañadas de los lugares en los que estuvo el violín, mismo que Ernest utilizaba para hacer música que alegrara los ánimos de todos sus compañeros. Una de las inscripciones más sobresalientes es la que recuerda el momento en que Johnson conoció al Rey Jorge V, el 1º de junio de 1916, en los campos de batalla de Bélgica.
Johnson murió en 1948 y a partir de ese momento, la historia de su violín rondaba en la familia, sin que nadie lo hubiera encontrado.
La nieta del cadete lleva un par de años estudiando el pasado histórico de su familia. Tras hallar el histórico instrumento, mandó a restaurar la pieza que ahora cuida con mucha cautela y que también le ha valido ser citada en el nuevo libro de Paul Atterbury, titulado “La Primera Guerra Mundial en 100 tesoros familiares”.