El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) comenzó la semana pasada con la exploración de un túnel, ubicado bajo el templo de la Serpiente Emplumada en Teotihuacán.
Dicha operación se ha llevado a cabo con la ayuda del robot Tláloc II-TC (diseñado por ingenieros del IPN), con el cual se han podido descubrir 3 cámaras subterráneas.
Recientemente, mientras el equipo se encontraba explorando las cámaras intermedias que dirigen a las otras tres cámaras al final del túnel, se encontraron con un centenar de objetos metálicos.
Según el propio INAH, se cree que los restos forman parte de una ofrenda atípica (no de huevos de xenomorfo, por suerte) que fue colocada durante la última clausura del túnel, que se estima sucedió hace unos 1,800 años.
Jorge Zavala, arqueólogo y explorador de los trabajos de campo, habló sobre este misterioso descubrimiento y dijo aún no se puede establecer la función de estas piezas “porque constituye un descubrimiento inédito”. De acuerdo con él, los objetos habrían tenido una forma esférica con un diámetro de entre los 4 y 12 centímetros, poseen un núcleo de arcilla con materia orgánica que después se cubrió con pirita, algo que tras de un proceso de oxidación se convirtió en jarosita y tomó un color amarillo.
Puntos trazados por el escaner en las cámaras subterráneas
La exploración del túnel continuará, mientras que los trozos metálicos serán sometidos a estudios, con el objetivo de determinar el uso que les dieron los antiguos habitantes de Teotihuacán.