Ok, sabemos que están muy ocupados leyendo los posicionamientos políticos y lingüísticos de Noam Chomsky, pero todos nos vemos obligados (también este redactor) a volcar nuestros teclados a la historia más idiota del mundo porque incluye a Justin Bieber, huevos, cocaína y muchos polis.
Como se habrán enterado por ahí, el sueño húmedo de la mitad del planeta estaba bastante aburrido hace unos días, de suerte que decidió hacer lo que todo millonario hace cuando se lo está pasando de hueva: joder al güey de al lado. Por eso, Justin se puso rudo, fue a su cocina por provisiones y atacó al vecino con muchos huevos. Todos los que pudo.
El vecino se sacó de onda, se asomó por el balcón y vio una de las imágenes más oníricas de la historia:
“Alrededor de las siete y media de la tarde escuché unos ruidos delante de casa y, cuando me asomé al balcón, vi a Justin tirando huevos a mi puerta”
Seamos sinceros, ¿no les hubiera encantado el cuadrito?
Pero la cosa no paró ahí: cuando Bieber vio que el vecino se había percatado de que el virginal ídolo de todas las niñitas del planeta estaba como imbécil aventándole huevos a su casa, dirigió sus ataques contra él y no ya sólo contra su hogar.
El vecino le habló a la policía y los agentes de la ley tomaron nota del asunto. Resulta que esta no era la primera vez que los vecinos de la zona se quejaban de los teatritos de este dude. Ya en otras ocasiones habían reportado que se le veía como loco manejando su Ferrari a toda velocidad por sus calles, o amenazando de muerte a la banda por tener un mal día.
¿Ubican a esa doña que dice “Ay, ese jovencito seguro que consume drogas” cuando un chico hace desmadres de esta clase en el barrio? Por doñas así es que todo mundo piensa que aventarle huevos al vecino no puede ser tomado como un gesto de inocente convivencia social, sino la muestra irrefutable de una diabólica drogadicción.
Así que nosotros, que somos chavos y se nos hace fácil, dijimos “ay, seguro lo hizo simplemente porque es un orate millonario” y no le dimos importancia. Cuando escuchamos que había helicópteros cerca de su casa, pensamos que estaban exagerando por unos malditos huevos, pero cuando el día de hoy, aumentando nuestro intelecto consultando la siempre ilustre revista Quien, leímos que había tenido problemas por dejar a la vista de agentes policiales unas generosas dosis de coca, toda nuestra fantasía popera sobre su pureza se fue al carajo, junto con nuestra virginidad: ya no valía la pena conservarla.
En efecto, el agente David Thompson fue el encargado de coordinar a doce representantes de la ley en el operativo que tenía como objetivo encontrar pruebas, como videos o algo así, que demostraran la culpabilidad del cantante en el atentado de los huevos. No sobra hacer la siguiente observación: ¿neta necesitas 12 polis para ir a ver si un adolescente le aventó huevos al vecino?, ¿y neta esperaban encontrar un video que lo demostrara?, o sea ¿algo como la confesión de ese güey frente a cámara, ahogado en lágrimas por su crimen, o qué?
Como sea, cuando entraron para hablar con él, Justin se encontraba en la siempre familiar compañía de su cuate, Lil Za, ese güey que vivió hace tiempo en su casa, a quien responsabilizó de robo de joyas para luego perdonar y aceptarlo de nuevo, como hijo pródigo.
“La cocaína se encontraba a la vista de los detectives al momento de entrar a la casa”, señaló el agente. En fin, los polis se cargaron a Lil Za y de paso, se llevaron las cámaras se seguridad para ver si podían encontrar el divertido espectáculo de Bieber aventando huevos al loser de su vecino. Por cierto, Thompson declaró:
“Justin Bieber no ha sido arrestado, ni exonerado por los cargos de asalto que presentó su vecino. La investigación continúa”.
Podemos resumir esta noticia de la siguiente manera: un adolescente millonario imbécil le aventó huevos al vecino. La poli fue a ver si había video para pasarlo cool un rato. Encontraron coca en la casa del millonario, y en vez de arrestarlo a él, se llevaron al primer negro que tuvieron a la mano. Dios bendiga América.
Vía: Quien