Oh, Perú, eres un sagrado y milenario país, hogar de asombrosas maravillas, como Machu Picchu, Wendy Sulca, y por supuesto, los guisados de gato.

Concentrémonos en los gatos. Cada año, los días 21 y 22 de septiembre, se celebra en Cañete, Perú, una singular fiesta en honor a Santa Efigenia (¡felicidades a todas las Efigenias del mundo y eso!). Esta celebración tiene por nombre Curruñao y se trata de hacer lo que todo mundo haría para celebrar a una santa: comer gatos. Se los comen en forma de chicharrón, milanesa, al huacatay, al mojo y de otras extraordonirarias formas. ¡La imaginación es el límite! eso y el número de gatos.

Los lugareños, cañetenses o cañeteros o como sea, dicen que todo esto está OK. Los gatos aún no se han organizado políticamente, pero probablemente en el futuro coman humano en honor a gatos legendarios como Felix el Gato, Cyndi Lauper o la Tigresa del Oriente.

Si se manifestaran, los gatos no estarían solos. El congresista José Urquizo consideró esta exquisitez como un atentado contra la Ley de Protección a los Animales Domésticos y, como otros cientos de activistas, firmó una petición de prohibición dirigida a las autoridades de la localidad. Arguyen que esta práctica es dañina para la salud mental.

A su vez, el veterinario Eduardo Rondón, en entrevista parta RPP Noticias, afirmó que comer gato es una locura. “No vayan, no se coman a sus mascotas [¡son gatos, gatos, les digo!]” recomendó en su ardiente y empática agonía-gato. El veterinario, describió con cruel detalle los sufrimientos de los gatos, con la intención de prevenir a la población del parásito del toxoplasma, que se encuentra en el excremento de los gatos:

“Lo que pasa es que al animalito lo meten en una bolsa y lo matan a palazos y entonces esos parásitos se van por todo el ambiente  y con esas mismas manos hacen la preparación.”

Dicho esto, se apresuró a agregar con lúgubre e hipnótico tono las siguientes maldiciones vudú-peruanas-gato:

“Los que comen gatos tienen siete años de agonía, tienen una muerte atroz. Se están arriesgando a la venganza del gato.”

Dios, Santa Efigenia y así nos protejan. Y que un psiquiatra revise a ese hombre, por Dios.

Los dejamos con el siguiente video que Univisión preparó con la intención de mostrarnos cómo afecta comer gato al canto religioso, volviéndolo una especie de maullido de viejita (como demuestra el minuto 0:45).  Por cierto, todos podemos estar tranquilos, porque los gatos que comen no son callejeros: ¡son criados todo el año especialmente para comérselos! Bien ahí, peruanos, todos pensábamos que eran raros, pero no 🙂

YouTube video

 

 

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