Ya que su antecesor, Rodrigo Medina de la Cruz (y el congreso local), se vio manchado e impugnó el fallo de un juez que amparó a una pareja gay que pretendía casarse, ahora la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) pide (por no decir “ordena”) al gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez “El Bronco”, que reconozca el concubinato homosexual.
Lo anterior fue presentado por el ministro Arturo Zaldívar -en ausencia de quien elaboró el proyecto: ministro Jorge Mario Pardo-, quien declaró como inconstitucional y contrario a las leyes del amor (bueno, lo último no) al artículo 291 bis del Código Civil de Nuevo León, al ponerle barreras a la pasión entre personas del mismo sexo. Lo que es lo mismo: “al limitar la institución del concubinato a parejas de distinto sexo”.
Además, se remarcó el hecho de que el mentado artículo va en contra de los preceptos 1º y 4º de la Constitución, los cuales protegen los derechos de igualdad y no discriminación “en razón de la preferencia sexual la identidad, el libre desarrollo de la personalidad y la protección de la organización y desarrollo de la familia”.
Para los que no saben bien cómo estuvo el asunto, la Corte ratificó la sentencia que anteriormente un juez federal había emitido en favor de una pareja homosexual que deseaba casarse… esta sentencia fue impugnada por el anterior gobernador neoleonés, así como por el Congreso, quienes señalaron que la definición de concubinato, al igual que la del matrimonio, condiciona su existencia a la unión de un hombre y una mujer.
La anterior definición fue de donde ahora se agarraron los jueces (bueno, principalmente el ministro Pardo, quien ideó el proyecto), al señalar que ese condicionamiento “atenta contra el libre desarrollo de la personalidad”, además de ser “doblemente discriminatorio”, ya que aparte de impedir que las parejas homosexuales accedan a la institución del matrimonio, les niega de los beneficios que con ella se adquieren.
En fin, ahora “El Bronco” podrá lucirse y reconocer a las parejas homosexuales… o quizás, al igual que su antecesor impugnar el fallo. Haga lo que haga, no le dará gusto a toda la gente, así que lo que más se le puede pedir es que escuche a su corazón. Ahhhh.