El día de hoy, el Enrique Peña Nieto se reunió con el gobernador interino de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, en los Pinos. Peña también instruyó al gabinete de seguridad a reunirse con el gobernador para encontrar una solución a la crisis de Estado en la entidad.
“Instruí al gabinete de seguridad para que se reúnan con el gobernador Rogelio Ortega para definir acciones para restablecer orden en Guerrero”, afirmó el presidente.
Tras un conjunto de mensajes muy cortos dictados durante el el último mes en torno al caso Ayotzinapa, Peña dijo hoy que no se puede hacer justicia a los 43 estudiantes desaparecidos “desde la ilegalidad”.
Ortega sonó más optimista de lo esperado al afirmar que recibía el cargo en medio de un escenario de crisis, pero que confiaba en que, para el próximo mes, se habrá restablecido “la paz democrática, la armonía y la gobernabilidad”.
Sobre el uso de recursos federales en la región, afirmó:
“Vamos juntos en una estrategia, en una ruta. Si me apoya, yo le entregaré buenas cuentas”.
La reunión tuvo lugar momentos antes de que el procurador general de la república, Jesús Murillo Karam, anunciara que las autoridades han detenido a 4 involucrados más en el caso Ayotzinapa. Una coordinación de declaraciones que deja mucho qué pensar.
Destaca, sobre todo, la promesa de que el orden se logrará de nuevo en la entidad en menos de un mes: o bien, alardea, o bien, el propio gobierno federal ya le ha garantizado que contará con los elementos y la disposición de las cosas adecuada para lograrlo.
De ser este el caso, la pregunta que surge es: ¿con qué clase de relaciones cuenta el gobierno federal para lograr que el clima de violencia en Guerrero se estabilice en menos de un mes?, ¿a caso apuestan al olvido?
En todo caso, es difícil olvidar afirmaciones similares, como aquella de Vicente Fox al asegurar que resolvería el conflicto con el EZLN en Chiapas en 15 minutos.