El gobierno del Partido Comunista Chino siempre se ha caracterizado por una ejemplar y admirable política de tolerancia. Por eso oprimen y masacran al pueblo tibetano, y es también por eso que ahora llevarán a la cárcel a todos aquellos que publiquen comentarios “difamadores” en internet.
El Tribunal Supremo de la Galaxia de China se enoja mucho cuando le vienen a contar cositas malas. Los manda a todos a volar, dice “yo no fui” y luego aplica la cláusula “shuanggi”, que permite citar a la fuerza a cualquier mimbro del Partido a declarar sobre sus delitos. Así las cosas ahí.
La difamación en este poblado país se castiga con tres años de prisión. Estamos seguros de que la gente recibe un juicio justo y altamente cívico antes de ser entambada. Cómo no, teniendo criterios tan objetivos, como lo demuestra la nueva especificación del Tribunal Supremo (neta está de ley ese nombre): se considerará “amplia difamación” en internet a aquellos comentarios sucios, viles, mentirosos y ruines (ñaca-ñaca y otras cosas así de poco “honolables”) que alcancen más de 5 mil seguidores o 500 reenvíos en Weibo, el Twitter chino.
Específicamente, el documento fue redactado por el Tribunal Popular Supremo y la Fiscalía Popular China (todos bien populares, de ahí la preocupación por la difamación, papawh). La sanción es de hasta tres años de cárcel, que deben ser equivalentes más o menos a mil ocho mil punto cinco años de tortura, a juzgar por los 38 días que estuvo preso el difunto Yu Qiyi, ingeniero al que recientemente fue aplicado el shuanggi, noticia que vio la luz sólo por unas horas en el diario Beijin Times, hasta que fue censurada por el Supremo de Supremos. Seguramente se trataba de difamación. Malditos muertos difamadores. Revisa esta nota acá.
Todo esto forma parte de la política promovida por el presidente Xi Jiping alias Pillín quien instruyó al aparato de propaganda a “imponer sus posiciones en internet y hacerse con el control de los nuevos medios.” Esto es realmente una cita, no una línea de alguna película maniquea gringa.
Las excelentes autoridades chinas ya se pusieron manos a la obra. Han llevado hasta su inmaculada justicia al activista Guo Feixiong, quien había mantenido una larga campaña de denuncia y exigencia de mayor transparencia sobre las fortunas de ricos funcionarios (qué seguro tienen el cargo oficial de Supremas Excelencias Populares del Mundo Mundial) así como a varias personas relacionadas con la empresa Erma de Planificación y Márketing Interactivo, por difundir rumores horrendos e imperdonables.
Todo está bien feo.
Vías: CBS News