Para los aficionados que viven la intensidad del fútbol, estos días han sido una dura prueba de qué tal andan en sus niveles de estrés, ira, estrógenos, gastritis… y hasta del control sus respetivos esfínteres. Algunos no han pasado la prueba y han caído en la locura absoluta, como el caso de los fanáticos del fútbol en China, donde la pasión les ha producido falta de apetito, ansiedad e insomnio crónico, entre otros padecimientos.
Por suerte para los de ojo rasgado una clínica de la ciudad de Chengdu abrió un ala especial donde se trata todos los achaques que provoca la “Mundialitis”: se trata de la “Clínica del Síndrome de la Copa del Mundo”.
En dicha clínica se ofrece tratamiento a todo aquel que sufre por las fallas arbitrales o agoniza cada que le sueltan un fierrazo a Paco Memo. El malestar más recurrente: letargo y paranoia provocada por las jornadas de poco sueño que se echan los chinitos… hay que tomar en cuenta que ellos se tienen que desvelar para ver los partidos de la Copa del Mundo, debido a la diferencia de horario.
Y si creían que la euforia por el Mundial no llega a países que no tuvieron representantes en la justa deportiva, a las manos de los doctores también llegan personas que sufren daños psicológicos relacionados a la histeria que les provocan los partidos. Caso de don Wang Fu Wong, quien comenta así el grave daño que le hizo ver el Uruguay-Italia:
“Me apenó cuando Suárez mordió al italiano… tuve un ataque (…) no podía comer, concentrarme, sentí que el mundo se caía y, básicamente, era sólo un partido. Pasé 48 horas de absoluto reposo en la clínica y ahora me siento bien. Yo mismo me he racionado a sólo un partido cado dos días”.
Para los doctores –los reales, no el “doctor” García- esta rama de la medicina que se podría dedicar a atender males futbolísticos podría ser “un nuevo territorio”… de hecho ya hicieron lo mismo en el pasado mundial de Sudáfrica. Pero mientras deciden eso, han anunciado que estarán dando servicio las 24 horas del día y más ahora que ya la Copa ya entró en la etapa de ganar o morir… las crisis estarán de a peso.
