Cada año el salario mínimo sube una bicoca en comparación de los aumentos que presentan la mayoría de los productos básicos, es algo que siempre escuchamos y además es cierto. Pero sólo hasta que se presentan cifras y comparaciones sólidas es que el consumidor no puede más que expresar: “¡Qué poca!”.
Buenos años en los 80’s (bueno, no realmente), pero al menos en ese entonces el salario mínimo alcanzaba para comprar canasta y media de productos básicos, además que para la manutención del hogar “bastaba” con que uno de los integrantes de la familia trabajara.
Lo anterior lo decimos en base a un análisis realizado por Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM, en el cual dolorosamente se señala que en los últimos 25 años el salario mínimo mexicano ha presentado una pérdida acumulada de ¡79%!… lo cual representa que con lo que aportan a la economía del hogar 3 miembros de una familia, sólo se logra comprar una tercera parte de la canasta básica de alimentos.
Y es que sólo en lo que va de este sexenio que está por terminar el poder adquisitivo del salario nacional cayó 42.1%. Haciendo una pequeña comparación con productos esenciales para la dieta del mexicano, se puede señalar que con lo que se ganaba hace seis años era posible comprar 4.2 kg de huevo, ahora sólo 1.69 kg; lo mismo sucede con la tortilla, de la que se ha dejado de comprar 2.17 kg; el pan tiene una pérdida de 16 piezas; el frijol, tres kg; y en cuanto a la leche y el aceite, 1.26 litros y .940 mll, respectivamente… y del precio de las gasolinas mejor ni hablar.
Ahhh tantas cifras, pero ¿cuánto ha crecido el salario en este sexenio?, la respuesta: 28%, es decir, 13 pesos con 66 centavos… algo desigual considerando los 101.34 pesos que aumentó la canasta básica.
¿Alguna solución para emparejar las cosas?, por suerte sí la hay: de acuerdo a los especialistas, para que el mexicano recupere su capacidad de consumo sólo es necesario congelar los precios de diversos productos durante 47 años.
Lo anterior parece “un poco” irrealizable, pero siempre hay opciones. Aunque sabemos que el próximo presidente “no es la señora de la casa”, sí exigimos que haga algo al respecto.