El 2014 ya llegó a su fin para la Fórmula 1 y aunque eso significa que muchos fans estarán en un periodo de cruda moral, también hay algunos que lo celebran con singular alegría: se trata de la gente que trabaja en el transporte de los equipos.
En el calendario de la Fórmula 1 hay 19 carreras ubicadas en los seis continentes. Eso significa que cada uno de los once equipos debe viajar más de 62 mil millas por año, cargando con dos autos y aproximadamente 50 toneladas de equipo. Y esta rutina se mantiene más o menos por 200 días al año. A veces no tienen más que una semana para completar el empaquetado, el transporte y la descarga de todo.
El proceso comienza tres horas después de terminada una carrera, ya saben, es el tiempo que le toma a los jueces inspeccionar los autos para verificar que no hubo nada ilegal. Cada parte de los autos es desmontada y guardada en cajas de espuma. Pero para proteger la pintura suele integrarse una capa de papel de burbujas. Ningún equipo quiere que uno de sus anunciantes aparezca con un feo rayón encima.
Todo debe estar listo al menos 36 horas antes de la carrera, para que los equipos tengan tiempo de ensamblar y preparar todo para las prácticas del viernes. Cuando hay cuatro semana de tiempo entre una carrera y otra no hay mucho problema, pero si sólo tienen una semana aquello puede ponerse verdaderamente feo. Y aunque se ponga mucho cuidado en la planeación, las pesadillas siempre están a la vuelta de la esquina. Como ocurrió este año en el Gran Premio de Japón, en donde los equipos tuvieron que trabajar en medio de condiciones climáticas extremas porque la siguiente semana tenían que estar en Sochi, Rusia. Lo lograron, por supuesto, en medio de gritos, empujones y jalones de pelo.
Claro que los coches no viajan solos. Cada equipo tiene que empacar 40 sets de llantas, 2,500 litros de combustible, 200 litros de aceite de motor, 90 litros de anticongelante, herramientas y lo necesario para preparar 200 comidas; entre muchas otras cosas. Una vez que lograron la hazaña de empacar todo, se entregan las cajas a DHL. La cosa es relativamente sencilla cuando los viajes son dentro de Europa, pues las distancias son cortas, pero cuando hay que viajar de Malasia a Brasil, entonces empacan siete jets jumbo.
Y luego está la burocracia… En algunos países es relativamente sencillo entrar, pero en otros hay que preparar mucho papeleo y tener cuidado incluso con la comida. China, Malasia y Singapur no permiten la entrada de comida que no esté fumigada y certifica; lo que implica, por supuesto, mucho más papeleo. Y todo esto durante 200 días, a veces con traslados de una semana. Para lograrlo se necesitan planes y más planes que comienzan, por lo menos, con un año de anticipación.
La verdad es que nunca habíamos pensado en eso. Creíamos que de alguna forma mágica los autos desaparecían y aparecerían en los lugares correctos. Menos mal que esta pobre gente ya tiene vacaciones.