Dicho y hecho. En medio de la incertidumbre que hay en torno a los resultados de las elecciones en Estados Unidos, Donald Trump salió a declararse como “ganador”, acusar un presunto fraude y recién su equipo anunció que reclamará la elección en Wisconsin. Del otro lado de la moneda, el equipo de Joe Biden espera buenas noticias y mientras esto sucede, la ciudadanía se pregunta qué rayos pasará.
Y pues no sólo los y las estadunidenses, este proceso electoral ha causado expectativa a nivel internacional y la pregunta constante —ante las declaraciones de Trump y Biden— es qué sucederá si los resultados electorales demoran más de lo esperado o si uno de los candidatos impugna las elecciones.
¿Qué sigue en Estados Unidos?
Por lo pronto, vamos con lo básico: el primer candidato que consiga 270 votos electorales, ya puede cantar su victoria, no antes.
Luego, hasta este 4 de noviembre faltaba por conocer la totalidad de los votos electorales en ocho estados: Nevada, Arizona, Alaska, Michigan, Pensilvania, Carolina del Norte, Georgia y Wisconsin —que terminó siendo para Biden.
Y aquí viene lo bueno, en el camino por llegar a los 270 votos, cada candidato puede pelear por cada voto en estos estados —tal como ya lo anunció el equipo de campaña, que piensa pedir el recuento de votos en la elección en Wisconsin.
Además, el tiempo que lleven los conteos —cuánto se tardará en conocer a los ganadores en esos siete estados— no es un factor clave. Es más, la temporalidad no es un problema.
Lo que sí será un problema son…
Las impugnaciones
Una vez que se conozca al ganador de estas elecciones hay de dos: que todos acepten los resultados o que alguien meta ruido y se vaya a impugnar el proceso electoral.
Para hacerlo, los equipos de los candidatos deberán acudir ante tribunales estatales. Ahí, los jueces decidirán si procede o no la apelación hasta pedir un recuento de los 538 votos electorales en Estados Unidos —y por los que finalmente Biden y Trump contendieron para al menos alcanzar 270.
También está la opción de que el zafarrancho postelectoral llegue a la Corte Suprema, donde los jueces pueden dar luz verde a la petición de los candidatos, como revertir las órdenes hechas desde los tribunales estatales.
Mientras esto sucede, el camino para el cambio de la Presidencia sigue, pues para anular una elección —en uno de los estados— con todas las de la ley se necesita comprobar las acusaciones de fraude o los delitos. No hay más.
Vale decir que antes de llegar a las instancias jurídicas, los estados deben investigar cualquier reclamo o acusación por fraude electoral —ya los otros procesos son situaciones extremas como la que se vivió en el año 2000, cuando el demócrata Al Gore impugnó ante la Corte Suprema por un recuento de votos en Florida. Por este hecho, pasaron más de 30 días hasta que se declarara a un ganador, que resultó ser el republicano George W. Bush.
Por último, si todo este rollo de la impugnación no próspera, el día de la toma de protesta del presidente (20 de enero), ya no habrá poder para hacerla de a tos en el terreno legal.
Para revocar al presidente, sólo se podrá hacer vía juicio político.
¿Y si ningún candidato gana la mayoría de los votos electorales?
Si nadie se lleva la mayoría de los votos electorales… la Cámara de Representantes tendrá que salir al tiro y elegir al ganador de la jornada. Por su parte, el Senado hará lo suyo con el cargo de vicepresidente.
Esta situación excepcional sólo ha sucedido una vez en la historia, cuando la Cámara de Representantes tuvo que elegir a John Quincy Adams como presidente.
¿Qué tal? Así las cosas en Estados Unidos, un panorama que fue un poco predecible —hasta el senador Bernie Sanders lo dijo—, ya que desde el inicio, Trump hizo berrinche con los votos vía correo y acusó que esto podría ocasionar un fraude electoral.
Elecciones en Estados Unidos: Sigue los resultados de Trump contra Biden (actualizado cada hora)
**Con información del gobierno de Estados Unidos, The Guardian y BBC News.
