Popularmente se dice que los cacahuates japoneses son mexicanos.
Entre las familias que comenzaron a preparar cacahuates japoneses están los Nishikawa y los Nakatani.
Yoshigei Nakatani trabajó en una fábrica de dulces de su pueblo natal, Sumotoshi; en la cual elaboraban mamekashi: semillas (frijoles, chícharos, cacahuates) cubiertas de harina condimentada, que llegaron desde China en el siglo XV, a través de los monjes zen. Entre las variedades que se consumen en Kioto existen algunas muy parecidas que popularizó Nakatani en México.
Como los cacahuates no crecen en los árboles, sino que están debajo de la tierra y se recolectan en otoño. La producción original era muy pequeña, los cacahuates se preparaban en un pequeño local ubicado en La Merced y la distribución se hacía de mano en mano. Los consumidores iban a comprar los cacahuates con el japonés, de ahí el origen de su nombre.
Décadas después, se fue dando forma a la empresa y se le dio el nombre de Nipón, sus clientes principales eran mayoristas de La Merced y la Central de Abastos.
Aunque la marca se registró en los 70, el proceso de elaboración nunca fue patentado, así que otras empresas comenzaron a distribuir el producto. En el caso de Nishikawa, su receta e información de la compañía es confidencial.
Esto no es una disertación del cacahuate, sino un dato para platicar entre amigos, para aquellos curiosos y sedientos de los saberes ocultos del maní, les recomendamos este sitio.