El Alcalde José Manuel Valenzuela es una figura intrigante dentro de la política mexicana, ya que dentro de carrera política también ha fungido como payaso, cantante y boxeador.
Es esta última co-profesión la que ha estado en los medios los últimos días y es que el alcalde, conocido también como «el Chenel», se subió al ring y peleó contra «Many, El mata siete». ¿Para qué hizo esto? Bueno el periodo del alcalde está terminando y quiso hacerlo para pagar la posada municipal y equipo que los bomberos de la localidad no han podido pagar.
Según reforma, el alcalde tomó el micrófono antes de la pelea y expresó:
«No soy boxeador profesional, hago esto para entretener y para ayudarlos; si pierdo, no me quiten su cariño»
Al final el alcalde ganó el encuentro y bailó para festejar su victoria. Con la función de box lograron recaudar 120 mil pesos.
El día de hoy salió un artículo en El Universal que se titula «Edil pone en la lona seriedad política» y en él explican que era el segundo año que el alcalde subía al ring y que en esta ocasión fue la revancha de un encuentro pasado contra «Many, El mata siete».
Además, el espectáculo estuvo dentro del marco de los festejos del 97 aniversario de la fundación de la localidad del alcalde: Angostura, Sinaloa.
El periódico menciona que este alcalde se encuentra dentro de los cinco presidente municipales (de los 18 que tiene ese estado) con los salarios más altos.
El comportamiento poco «serio» del alcalde le ha valido que la Secretaría de la Marina le recomendara compostura en actos oficiales.
Esto fue porque en la ceremonia del día de la Marina, Valenzuela se lanzó desde una embarcación al mar vestido de traje y con una corona floral.
El acto se repitió un año después, sólo que esa vez lanzó primero la corona floral (como se acostumbra) y al final se lanzó nuevamente al agua.
El año pasado lo volvió a hacer sólo que esta vez se lanzó al agua desde un «parachute».
Otra de sus extravagancias (aunque en la política mexicana parece una actividad recurrente en contra de uno de los pilares de la Nación: el laicismo) es que considera que la Virgen no lo va desamparar, y «defendiendo a su pueblo» en el 2011 llevó a cuestas a la Virgen del Cobre, Patrona de los Pescadores, encabezó a un grupo de cooperativistas para violar la veda, lo cual provocó que elementos de la Zona Naval lo retuvieran unos minutos, aunque después fue dejado en libertad.
Aunque nosotros somos fervientes defensores del laicismo en la política mexicana (en sus casas que los políticos den gracias a quien quieran y que crean en lo que deseen), de todos modos se nos hace curioso que hablen de este político como el que llevó «a la lona a la seriedad política», pues ¿es menos serio esto que los políticos que se la pasan llenándonos de pena ajena con su humor involuntario?
Y, aunque es obvio que todo radica en un acto de populismo a la manera más tradicional, si realmente el dinero será entregado a los bomberos ¿no estaría, al final del día, haciendo un poco de su labor? No queremos defender a capa y espada el comportamiento extravagante del político, sólo queremos plantear dos cosas: número uno, seriedad y aburrido no son sinónimos, así como divertido y serio no son antónimos; y número dos, se debe replantear el problema, la política mexicana sí sufre de poca seriedad y está en la lona, pero no es por este tipo de actos extravagantes, sino porque los políticos no se toman a la misma política «en serio» y la tratan más como un negocio familiar; los políticos no se toman «en serio» lo que significa un sistema democrático, republicano, federal, laico, no se toman en «serio» sus compromisos y tampoco toman en «serio» a la ciudadanía. Ahí es donde está el verdadero problema o como diría mi abuela:
«Ahí es donde, en verdad, torció la puerca el rabo»
***Vía Reforma (impreso), El Universal