Una de las tantas características que hacen a la Premier League una de las mejores ligas del mundo, es la fortaleza física de la mayoría de sus jugadores, la cual se acentúa más al encontrarnos con la gran cantidad de futbolistas provenientes de África.
Algunas de las historias que rondan el deporte más bello del mundo cuentan que los orígenes del futbol se dieron en Egipto, cuando un grupo de personas realizaron un ritual de fertilidad, esto en el siglo III a. C.. Otros aseguran que fueron los chinos o los ingleses. Teorías hay muchas pero sin duda los africanos le han dado un toque de distinción a este deporte.
Cuando se creía que en Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales el futbol sería practicado únicamente por las clases altas, llegó un hombre llamado Arthur Wharton, nacido en Costa de Oro, lo que hoy es Ghana, quien se convirtió en el primero jugador de raza negra en participar en lo que se conocía simplemente como Liga Inglesa, a finales de 1880.
Míticos equipos como el Preston North End se fijaron en él, y lo hicieron crecer enormidades, a tal grado que se convirtió en poco tiempo en titular del equipo. Su posición era guardameta y gracias a grandes actuaciones de aquella época, el equipo logró tener una temporada perfecta, no perdieron un solo juego, con lo cual se les puso el sobrenombre de “The Invincibles”.
Así con el pasar de los años los jugadores de África siguieron llegando a Inglaterra. Algunos por azares del destino se convirtieron en futbolistas, ya que sus padres emigraban en búsqueda de prosperidad y, debido a su fortaleza y agilidad, se convertían en jugadores. Ahora la situación ha cambiado y la captación de talentos se da desde sus respectivos países.
Nombres como Didier Drogba, Samuel Eto’o y Yaya Touré son de los más sonados, aunque existe un nigeriano que en algún momento pintaba para ser figura y que poco a poco se desplomó. Sin embargo, tuvo una historia alrededor que nos hará recordarlo por mucho tiempo. Su nombre es John Obi Mikel y actualmente es jugador del Chelsea.
Nchekwube Obinna, que significa “Esperanza y Corazón del Padre”, hizo su debut en las filas de un club llamado Meseta United en Nigeria, donde no destacó como se esperaba. De ahí pasó al Cape Town de Sudáfrica y posteriormente al Lyn de Noruega, donde se convirtió en un emblema juvenil, a tal grado que asistió a su primera Copa del Mundo sub-17 en Finlandia, donde normalmente los equipos africanos destacan.
Llegó la hora de jugar nuevamente el Mundial de categorías inferiores en 2005, donde las “Águilas Verdes” llegaron hasta la final (fueron derrotados 2-1 por los argentinos) después de sortear una fase de grupos donde avanzaron con Brasil; luego en 4tos. vencieron a Holanda (el anfitrión) en penales, tuvieron la suerte de enfrentar a Marruecos en semis y que Argentina y Brasil se eliminaran entre ellas para acceder a la final.
Ganar el “Balón de plata” y participar activamente con su equipo, fueron detonantes para que el Manchester United fijara su mirada en aquel muchacho que en ese momento tenía 18 años. Se lo compraron al Lyn por 4 millones de euros, asistió a una conferencia de prensa donde portó la camiseta roja con el número “21” a espaldas y hasta dedicó algunas palabras.
Me uniré al Man. United en enero. Es un sueño hecho realidad para mí. No tengo el 75 por ciento de los juegos internacionales y sé que esto podría afectar mis posibilidades de obtener un permiso de trabajo, pero los directivos del club me han asegurado que van a resolver eso cuando llegue el momento.
Días después, el Chelsea levantó la voz, ya que alegaban que el representante de Mikel les había pedido un adelanto por hacerse con los servicios del nigeriano, los cuales ascendían a poco más de 285 mil euros. Ahí comenzó el problema, ya que se había hecho la presentación formal en Manchester y el caso podía llegar hasta la FIFA pero no fue así: el conjunto londinense pagó 12 millones de libras a la entidad de Manchester y 4 millones de euros al Lyn para resolver la situación.
¿Salieron perdiendo?
Después de un año de estar sin actividad a nivel de clubes, Obi reapareció en un partido del Lyn, en donde según el diario El País, se dio a la fuga para irse a Londres, pero en medio de toda la problemática, el en ese entonces “9” de su equipo, no abordó un tren o avión, sino que fue escondido en la cajuela de un auto para hacer su recorrido.
Meses después el africano dijo que había sido obligado a firmar con los Red Devils, pero que la realidad es que siempre había soñado en jugar en Stamford Bridge. De esa manera le llenó el ojo a Roman Abramovich, quien desembolsó el dinero sin deberla ni temerla.
En una entrevista que se realizó en Sky Sports, el nigeriano dijo que había recibido algunas llamadas donde lo amenazaban y según gente allegada al futbolista, dijeron que lloraba por su situación:
Firmé un contrato con el Manchester United pero no lo hice por mi propia voluntad. Hubo una gran cantidad de presión (llamadas y mensajes de amenazas) para que yo lo hiciera. Hice algo que no quería hacer. Debido a la presión ejercida por el Sr. Morgan Andersen (Director Deportivo del Lyn)”.
Apareció como un media punta natural, jugó de “9”, a veces la arma de defensa en algunas ocasiones. La realidad es que es un jugador que brilló con fuerza en categorías inferiores pero que hoy con José Mourinho está convertido en un jugador de cambio, sustituye en algunos casos a Ramires o a Frank Lampard, pero muy esporádicamente.
Para su mala fortuna esto es por lo que más se le recordará en su carrera. Y aunque Mou lo llamó en 2006 “oro puro” parece que ni a chapa podrá llegar pero aún tiene muchísimo camino que recorrer. Ojalá esto no sea lo más significativo de su carrera futbolística.
