Todos hemos oído hablar de los problemas que ha tenido el Pacto por México impulsado por la administración del presidente Enrique Peña Nieto, especialmente por las denuncias por parte del PAN y el PRD de que el PRI estaba utilizando un programa social con fines electorales. ¿Habrá llegado este matrimonio a su fin?
Imagínense que de repente se casan y en el contrato de matrimonio dice: se querrán en las buenas y en las malas, pase lo que pase estarán juntos para siempre. Cuando las dos personas que se están casando están de acuerdo, entonces suena muy bonito, ambos se quieren y tienen grandes planes juntos, comprarse una casa, darles una buena educación a sus hijos, viajar, etcétera. Ahora imagínense que mientras planean y están logrando alguna de las cosas que están dentro del trato uno de los contrayentes empieza a hacer cierta presión psicológica que va poco a poco haciendo más y más infeliz a la otra persona, además, supongamos que para lograr la casa o los viajes, uno le pide al otro renunciar al trabajo de sus sueños o a un gusto y demás. Entonces la persona que sufre los abusos quiere separarse de la otra persona y la otra persona alega que eso no era parte del trato, que el trato decía «para siempre» (pensemos en los matrimonios del siglo pasado, que tanto venden que ellos sí sabían arreglar las cosas cuando lo único que pasaba era que alguien acababa por resignarse).
A lo que quiero llegar con el ejemplo anterior es a que los tratos son buenos, pero no cuando ayudan a una parte a empoderarse de tal manera que pueda dominar a la otra. Si dicen que se debe respetar el Pacto por México porque esto ayudará a conseguir una cantidad tal de reformas y que los otros partidos no pueden utilizar su permanencia en él con fines políticos ¿no se está, entonces, diciendo que, por un fin mayor, permitimos otro tipo de abusos «menores»? Es la dinámica de la esposa abusada, ¿Deberíamos tolerar deficiencias (o atropellos) para poder conseguir una reforma financiera o una en el Seguro Social?
El Pacto por México es un trato que se originó para lograr una agilización en el empuje de ciertas reformas. La mayoría de reformas que se han tratado de implementar desde hace sexenios en México habían sido detenidas o se habían alentado por las disputas por parte de los partidos opositores. Entonces se decidió hacer un pacto para que se agilizaran las reformas y se lograra un programa por parte de los partidos para atender diferentes cuestiones. Pero esto no implica que el poder legislativo no vaya a servir sin tal pacto, en caso de que el pacto desapareciera, lo único que pasaría es que las reformas serían discutidas con la normalidad con que se discutiría cualquier modificación a la ley mexicana (claro que esto modificaría el programa que se tenía previsto en principio por la administración de Peña).
Es por eso que el problema con la secretaria de la Sedesol, Rosario Robles, y el gobernador de Veracruz es importante. Ya que, al levantarse la denuncia por parte del PAN, y ser respondida ésta de la manera en que la respondió el presidente Peña (con el ya famoso «No te preocupes Rosario»), comenzó una crisis política que la administración de Peña tiene que resolver (si quiere ver su programa cumplido.
De ahí que se haya llamado al diálogo justo cuando la administración se dio cuenta de que no podría hacer oídos sordos, sino que debía atender el problema de la manera más diplomática. Lo que ocurrió en Veracruz fue una denuncia por parte del PAN, y la presentación de pruebas de que el programa social «Cruzada contra el Hambre» estaba siendo utilizado por algunos funcionarios de la Sedesol en Veracruz con fines electorales. El PRI de Veracruz explotó ante esto y anunció que seguiría con mucho cuidado las denuncias de algunos ciudadanos en contra del PAN, ya que, según ellos (y también presentaron sus pruebas), el PAN había utilizado el programa social «Oportunidades» con fines electorales también en el mismo estado. Afirmaron que lo que hacía el PAN en el 2012 era inscribir a las personas en el PAN y luego los dejaban ser beneficiarios económicamente del programa Oportunidades.
Sea Chana o sea Juana (que se me hace que son las dos), lo que se muestra es la preocupante situación y vulnerabilidad de dichos programas para utilizarlos de manera condicional (¿vas a votar por mí? Bueno, aquí está tu ayuda —que es dinero de los contribuyentes, no de ellos, es decir, les pagamos el chantaje hacia nosotros mismos–). Esperamos el resultado, por lo pronto ya se pidió un juicio político en contra de Rosario Robles y ella ya compareció ante el senado por el mismo motivo. Lo interesante es ver cómo se va solucionar esto y las declaraciones de los actores públicos durante esta problemática.
Pedir que el Pacto siga a pesar de los problemas es pedir que sigamos casados a pesar de la infelicidad que nos provoque seguir unidos a la misma persona y todavía se nos diga que estamos chantajeando al otro por denunciar, es como si a la mujer abusada le exigiera su esposo que se quede y que no lo esté chantajeando con que se va a separar si sigue abusando de ella. No insinúo que se deba abandonar cualquier pacto o cualquier trato, lo que digo es que no se pude pedir la unidad a pesar de lo que pase, si la unidad es perjudicial para con unos (o para con unos de los partidos y para con todos los ciudadanos, en el caso de los programas sociales).
Es por eso que Madero contestó que lo que le hubiera gustado escuchar era un «preocúpate Rosario» ya que se estaba utilizando con malos fines un programa que pretende eliminar el hambre. Es decir, anunciar que se va arreglar el problema y no que apoya a su gente pase lo que pase. ¿Pasaría algo horrible si se disuelve el Pacto? Como dije, todas las reformas serían trabajadas en discusiones legislativas normales, tampoco es que el PAN y el PRD vayan a surgir como fuerzas hegemónicas o algo así, lo que pasa es que sí son fuerzas necesarias, ya que si el pacto reúne a las principales fuerzas políticas del país (dije principales, la política no es sólo cosa de partidos) la administración de Peña puede surgir como una administración del acuerdo, como una especie de administración que imite los pactos de Moncloa en España, los cuales surgieron como un acuerdo entre las oposiciones para reconstruir el país ¿qué presidente no quiere que su administración tenga esa fama tanto interna como externamente? ¿qué presidente no quiere llevar bajo su administración la unión de la izquierda y la derecha?
Además, se lograría una especie de gobernabilidad estable al reunir fuerzas políticas tan contrarias, como si diferentes partes de la sociedad se identificaran con uno u otro partido (PAN, PRI, PRD) y al incluirlos a todos, toda la gente se sintiera incluida dentro de las reformas (cosa que no pasa, tenemos el claro ejemplo de los maestros disidentes en Guerrero). Entonces hablamos de un capital simbólico importante para la administración de Peña Nieto (sobre todo, después de haber comenzado su administración con disturbios, tales como los del 1° de diciembre).
Es así como ya se iniciaron las charlas con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y los dirigentes de los tres partidos políticos. En dicha plática tanto el PAN como el PRD pidieron que se «blindaran» los programas sociales para que no vuelva a ocurrir algo como esa utilización con fines electorales (además pidieron que la la sociedad civil se involucre en dicho blindaje como vigilantes).
Según el Universal de hoy, el dirigente del PRI, César Camacho, exclamó la necesidad de que se transparenten los programas sociales, ya que funcionan con recursos públicos, además agregó:
«El Pacto tiene suficiente solidez y valor político para que no se detenga, que no se convierta en rehén de las elecciones. A todos los partidos nos interesan las elecciones, pero el Pacto no debe sufrir el impacto o tener daños colaterales»
Anunciaron que la agenda del Pacto estaba por encima de los intereses partidistas (además anunciaron que las demandas y los juicios políticos seguirán su curso). En un comunicado de la Secretaría de Gobernación se anunció:
«Continuar la ruta de los acuerdos como un bien superior de la nación, pero que se deben garantizar la limpieza de los procesos electorales, el cumplimiento de la ley y el castigo a los delitos que se cometan para darle certidumbre a la población»
Aquí están los discursos que dieron en la firma del Pacto por México, Tanto el del PRI, el PAN, el PRD, el Secretario de Gobernación y el presidente Enrique Peña Nieto.
Aquí está el Pacto.