El sábado 19 de junio, 15 civiles fueron asesinados (al parecer, al azar) por sujetos armados, en Reynosa Tamaulipas. Ayer, la fiscalía del Estado dio a conocer que uno de los presuntos autores intelectuales de esta masacre fue encontrado muerto.
Asesinado… más bien. De acuerdo con el comunicado de la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas, el cuerpo de Edgar Valladares Hernández, alias El Maestrín, fue hallado desde el pasado 26 de julio; sin embargo, fue hasta ayer que se logró confirmar la identidad.
Según las autoridades, El Maestrín fue encontrado al interior de una camioneta, la cual estaba abandonada en las inmediaciones de la ciudad de Reynosa. El cuerpo del susodicho presentaba lesiones de arma de fuego. “Junto con Valladares Hernández había otro cuerpo cuya identidad aún se desconoce, también con heridas por arma de fuego”, explican las autoridades.
De acuerdo el boletín de prensa de las autoridades tamaulipecas, la identidad del Maestrín fue más rápidamente confirmada, gracias a que entre sus ropas se encontró su licencia de conducir… no obstante, para verificar que en realidad se trataba de Valladares Hernández, se procedió con estudios forenses.
En el comunicado de la Fiscalía se indica que, efectivamente, El Maestrín es señalado como uno de los autores intelectuales de masacre de civiles ocurrida en Reynosa el pasado 19 de junio.
En los hechos ocurridos hace más de un mes en la capital de Tamaulipas fueron asesinados aparentemente sin ningún motivo 15 civiles: gente de la tercera edad, estudiantes, obreros, comerciantes, entre ellos.
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Tras este hecho, las autoridades “inmediatamente” comenzaron con las investigaciones (según denuncia del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, la policía tardó entre 60 y 90 minutos en entrar en acción), consiguiendo dar con uno de los vehículos desde los cuales se agredió a la población. Según el reporte de la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas, fueron abatidos cinco de los involucrados.
Días después de la masacre, se fueron dando a conocer las identidades de las víctimas. Por ejemplo, un hombre de 37 años que trabajaba en la maquila mientras estudiaba ingeniería; también se acabó con la vida de un joven de sólo 19 años que se desempeñaba como técnico en enfermería… incluso se atacó un automóvil en el que iban cuatro menores de edad. Por suerte, ellos “sólo” resultaron heridos.
