A finales de octubre del año pasado, el Huracán Sandy devastó parte de la costa este de Estados Unidos, dejando tras de sí una estela de destrucción, daños materiales, cientos de damnificados… ¿y embarazos?
Resulta que en Westchester, condado ubicado en las afueras de Nueva York y uno de los que resultaron más dañados tras el paso de Sandy, un centro ginecológico detectó que hubo un incremento del 30% en la cantidad de embarazos, con respecto a los años anteriores.
“Nos preguntamos qué estaba pasando. Y lo entendimos cuando miramos los partos previstos para finales de julio y principios de agosto que es cuando nacerán los niños concebidos durante el huracán Sandy”, comentó una de las enfermeras.
Quizá muchos pensaron que se acabaría el mundo y se tomaron muy en serio eso de “a cojer amar y tragar que el mundo se va a terminar”, lo malo es que por aquello de las prisas y el miedo, pues se les olvidó protegerse y por eso en verano (julio y agosto) se espera la llegada de muchos bebés por aquellas tierras.
De acuerdo a Jacques Moritz, directora del área de ginecología en el Hospital San Luke Roosevelt, es común que durante las tormentas, apagones, nevadas y demás catástrofes, las personas se encuentren más “cercanas y unidas”, lo que propensa que uno se ponga jacarandoso y por tanto, aumenten las posibilidades de que haya más embarazos.
“La casa en Staten Island de los padres de mi novio se destrozó. El bebé les ha hecho sonreír otra vez. Estamos muy felices”, dijo Jennifer Adamo, una de las futuras madres que quedó cargada se embarazó por las fechas en las que Sandy tocó suelo estadounidense.
Algo similar ocurrió en Nueva York durante los apagones que presentó esta ciudad en 2003 y 2007 (éste último de 25 horas), que provocaron que nueve meses después se registrara un aumento en el número de los nacimientos.
Pues sí, sin tele ni internet ¿en qué otra cosa puede uno distraerse?
Aunque no haya sido un desastre natural, también el atentado a las Torres Gemelas en 2001 provocó un aumento en las tasas de natalidad.
¡Quién lo diría!
Y ustedes, ¿después de un desastre se ponen más jariosos románticos?