Hace 38 años. Raúl Hurtado Hernández, un pescador de la costa de Veracruz realizó un hallazgo increíble. Mientras buscaba pulpos en aguas bajas, encontró un conjunto invaluable de joyas y lingotes de oro apenas cubiertos de arena. Se trataba del cargamento de un antiguo naufragio. Sus joyas fueron incautadas y él encarcelado en dos ocasiones. Hoy, Hurtado está preocupado por otro tesoro, acaso más importante: su playa, amenazada por la construcción.

“No quiero problemas. Yo quisiera olvidar eso pero muchas veces sale. Para mí el hallazgo no es nada porque sigo en lo mismo.” afirma el pescador, hoy de 64 años.

Aquél extraño día, Hurtado se encontraba en su lancha con 10 kilos de pulpo en el Coral de Enmedio. Vio algo que brillaba bajo la arena, lo desenterró y se lo llevó. No sospechaba que se trataba de un lingote de oro prehispánico, pues se encontraba opacado por la sal. Por aquellos días, sus hijos jugaría en la arena a la vista de todos con el lingote amarrado a una cuerda.

Un año después, en 1976, el pescador regresó al mismo lugar donde encontró el resto del tesoro:

“cuando volví a encontrar otro pedazo igual enterrado, estaba más grande la barra y a la hora de jalarla empecé a mover la arena con la mano y fue como empezaron a salir todas las joyas. Estaba todo junto.”

No sabía el valor económico ni arqueológico de aquél descubrimiento. Hurtado guardó casi todo, después de vender algunas piezas para mejorar su casa. Algún vecino llamó a las autoridades y denunció el descubrimiento. Inesperadamente, fue golpeado brutalmente y detenido bajo el cargo de “saqueo a la nación.” Aquellos policías se lo llevaron, no sin antes hacerse con algunas de las joyas, según cuentan.

Fue hasta 1979 que resultó absuelto por la Suprema Corte, al determinarse que los objetos eran un tesoro nacional y que él no sabía que era su deber reportarlos. Las hoy llamadas “joyas del pescador” se exhiben en el Baluarte de Santiago, en la capital veracruzana, al tiempo que Hurtado percibe ingresos de tan sólo mil 700 pesos al mes. Su nombre ni siquiera figura en la exposición.

Playa Norte, el lugar donde Raúl Hurtado Hernández radica desde hace 58 años, se encuentra actualmente en el olvido. La autoridades dejaron de estimular el turismo en la zona y proyectan ampliar el Puerto de Veracruz hacia esos terrenos. Han ofrecido un empleo a Hurtado y a los demás pescadores y les han pedido que desalojen la zona.

Hurtado hizo un llamado a Enrique Peña Nieto para que eche atrás los planes para la playa. Grupos ambientalistas respaldan su posicionamiento, argumentando que una ampliación al puerto dañaría los arrecifes.

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