Ya lo había dicho Hugo Chávez y el gobierno colombiano lo había tratado de idiota, por decirlo llano.
No es que no lo sea, pero en esta ocasión el presidente de la izquierda revolucionaria venezolana tenía la razón: el gobierno colombiano se encontraba en negociaciones con la guerrilla. Claro, Chávez insinuaba en sus declaracionesque el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, intentaba, a tráves de estas negociaciones, de desestabilizar la región y jugar a favor de los intereses norteamericanos.
En la semana, los rumores de que el gobierno colombiano se había sentado a negociar con las FARC se intensifircaron. Tantos fueron que el gobierno del país sudamericano tuvo que salir a desmentir un par de veces el rumor y el expresidente Alvaro Uribe salió a afirmar que “las negociaciones con un grupo de terroristas convertían al gobierno en complice de los crimiminales”.
Ayer por la noche, Santos ha comparecido en la televisión nacional, desde primeras horas del día se manejaba que el rpesidente haría una declaración importante y no poco se especuló sobre el carácter de la misma. Cerca de las nueve de la noche Santos apareció en cádena nacional para confirmar los rumores:
“Desde el primer día de mi Gobierno he cumplido con la obligación constitucional de buscar la paz. En esa dirección, se han desarrollado conversaciones exploratorias con las FARC para buscar el fin del conflicto”, dijo Santos.
Pero no habrá desmilitarización por lo pronto y hasta que no se avance en la pacificación de los grupos insurgentes, se apuró a aclarar el mandatario, quien según los especialistas se ha encargado de crear un ambiente “amable” con la Ley de Restitución de Tierras y la Ley de Víctimas.
En el mismo comunicado, el presidente colombiano extendió la invitación al ELN, la segunda guerrilla en importancia del país. Una declaración que, sin duda, abre la posibilidad de finalizar un conflicto armado que durante varias décadas mantuvo al país sumido en la violencia.