Con tanta especulación tras el éxito que resultó ser The Social Network, The Girl With the Dragon Tattoo es el truinfal regreso de David Fincher, uno de los directores modernos más aclamado de las últimas dos décadas. Hacer un remake de una película sueca, basado en los bestsellers de Steig Larsson parecía una tarea difícil, pero, a mi parecer, Fincher aceptó el reto porque la historia habla de su tema favorito: el dentro y afuera de la perversión humana.
Recordemos pues, su películas anteriores: ¿Qué sería Seven sin los pecados cometidos por los habitantes de la inombrada ciudad en donde se desarrolla? Zodiaco, por otra parte, habla sobre un mítico asesino que manipulaba a los medios de San Francisco, creando el conflicto del pseudónimo: cualquiera podía cometer delitos bajo ese nombre, retomando, una vez más, el tema de Seven: el asesino que es todos y nadie.
Sin irnos tan lejos, The Social Network es una interpretación sobre el fenómeno Facebook que mira al mismo tema: el joven ermitaño, que vinculó a la tecnología con las relaciones humanas. Esto se refleja en un momento clave de la película cuando “Baby, You’re a Rich Man” de The Beatles toca en el fondo mientras Zuckerberg se da cuenta de esta ironía.
A estas alturas y después de tres párrafos se preguntarán, ¿Y todo ésto qué tiene que ver con The Girl With The Dragon Tattoo? Para empezar, la ciudad. Estocolmo es una ciudad fría e impersonal, dónde los secretos se esconden bajo capas de nieve. La pérdida de humanidad es más fácil de lo que parece.
Mikael Blomkvist (Daniel Craig) es un periodista en la revista Millennium, quién falla en culpar al corrupto magnate Hans-Erik Wennerström y termina siendo el hazme reír de los medios. Al ser contactado por Henrik Vanger, Blomkvist emprenderá la búsqueda de una joven perdida por más de 40 años, no sin antes encontrarse con un extraño personaje que a su vez, por alguna extraña razón le está siguiendo la pista: la insuperable Lisbeth Salander (Rooney Mara). Es justamente este personaje (retrato del maltrato tanto físico como emocional) que bien podría resumir la carrera de Fincher.
Para el filme, el director volvió a colaborar con Trent Reznor y Atticus Ross para la creación de la música original, que sin duda, a comparación de su soundtrack previo The Social Network, es simbólicamente más personal y se adhiere a las imágenes de una manera perfecta, creando situaciones donde la música juega como un personaje más en pantalla.
Daniel Craig no sale de su ya conocida imagen de hombre distante y práctico, pero Rooney Mara se transforma enteramente en su actuación, dándole un tinte inocente por momentos a un personaje que bien se presenta como un demonio.
El director hace suyo el tema del libro y lo adapta a sus ya conocidos estándares, como lo sería su edición rápida y clara, una fotografía detallada, y el uso tanto de color como de música para la manipulación de sentimientos. The Girl With The Dragon Tattoo no pretende ser mejor que versión cinematográfica original, sino un agregado más a las obesiones del director.
Sumamente recomendable en este temporada de éxitos pasajeros. The Girl With the Dragon Tattoo es una película que debe disfrutarse en la pantalla grande.
Por: Bruno Priani.